La Catedral de València dejará al descubierto desde el exterior sus capillas góticas absidiales originales de la girola, que se remontan a los siglos XIII y XIV, después de casi 200 años tapadas por un «muro postizo». Así lo anunció ayer el cabildo de la Catedral confirmando su intención de seguir adelante con el proyecto de recuperación del gótico de la cabecera, que implica el derribo del muro neoclásico, al que se opone la Conselleria de Cultura. El órdago del cabildo se produce unos días después de que el Consell Valencià de Cultura apoyase en un dictamen, requerido por la Dirección General de Patrimonio, la intervención, que previamente han avalado expertos de la Universitat de València y el propio servicio municipal de arqueología del Ayuntamiento de València.

El informe del órgano consultivo de la Generalitat, que alude a las excepciones previstas en la doctrina europea sobre restauración del patrimonio histórico que validan la eliminación de elementos de otros periodos que distorsionen los monumentos, no es suficiente para la conselleria. Cultura recabará nuevos informes de expertos al entender que la demolición del muro supondrá un cambio profundo e irreversible en la Catedral.

El cabildo explica en su comunicado que la demolición del muro, que permitirá sanear además la cabecera de estilo gótico y solucionar el problema de filtraciones de agua, está aún pendiente de la aprobación de la Conselleria de Cultura. Subraya igualmente que el proyecto ha sido aprobado «por unanimidad» por el Consell Valencià de Cultura (CVC) en su última reunión de esta semana. El muro será, recalca el cabildo, sustituido por una reja.

Destapar las capillas medievales de la Seo será «como un regalo de la catedral a la ciudad por todo lo que València ha hecho en su historia por la Catedral», manifestó ayer el canónigo conservador de la Catedral, Jaime Sancho.

Estas capillas góticas permanecen actualmente ocultas al exterior desde que quedaron tapadas por un «muro postizo» de ladrillo y «sin valor alguno», levantado en 1827. El proyecto consiste en reemplazar el muro por una reja para que pueda dejar a la vista de todos las capillas góticas del ábside original de la Catedral, detalla el Arzobispado.

La propia Seo asumirá todos los costes(que no han transcendido) y los gastos del desmontaje del derribo del muro y restauración de la cabecera, recayente a la plaza de la Almoina. Su recuperación ofrecerá, apunta el cabildo, «una imagen exterior inédita y jamás antes captada en ilustración, dibujo o fotografía de esa parte medieval del templo». De hecho, «será una visión única también entre las catedrales españolas, porque casi todas tienen edificios adosados», recordó ayer Sancho.

El arzobispado hizo ayer una defensa del proyecto repasando la evolución del monumento. La Catedral de València comenzó a construirse en 1262 por el entonces obispo, Andrés Albalat. Las obras arrancaron en transición del románico al gótico en esta zona de la cabecera con el ábside, la girola, los absidiolos y la nave del transepto. Precisamente, la zona donde se proyecta esta intervención es «el punto de mayor expresión constructiva de la Catedral». Las cubiertas de la capilla mayor, las de la girola y las ocho capillas de los absidiolos se suceden en cascada desde la cubierta más alta hasta el suelo, explica el arquitecto de la Seo, Salvador Vila.

A lo largo de los siglos, las necesidades funcionales y las modas arquitectónicas hicieron que en el perímetro exterior de la Catedral se fueran adosando numerosas construcciones, que cubrieron progresivamente su imagen primigenia hasta llegar al «momento máximo de ocultamiento» en el XVIII.

Enterramientos por investigar

La pretensión del Cabildo de la Catedral es recuperar aquella fachada original del XIII y XIV. «Incluso hay dos capillitas medievales de sillería adosadas a la fachada, de uso incierto, posiblemente destinadas a enterramientos de familia, en cuyo interior, pendientes de excavación, aparecen restos de decoraciones con pinturas murales de la época, detalló ayer Vila

Las capillas góticas absidiales que quedarán ahora al descubierto, (algunas de las cuales tenían sacristía) estaban originalmente cerradas por el interior de la girola con verjas de hierro y cada una de ellas tenía gran ventanal en el centro con vidrieras de colores por las que entraba gran cantidad de luz cuando fueron edificadas, ofreciendo una «visión deslumbrante» de la girola. «Desgraciadamente, las reformas del siglo XVIII influyeron de forma determinante en las capillas y en la propia girola que ahora pueden volver a recuperar su aspecto exterior».

En una primera fase se realizará el desmontaje del muro de ladrillo y sus cubiertas de tejas, dejando solo las tres hileras de sillería del zócalo sobre las que se montará el enrejado. La segunda fase comprenderá la restauración urgente de la capilla del relicario, afectada por filtraciones de agua y la tercera fase abarcará la restauración de las fachadas exteriores de las capillas absidiales góticas.