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Pleno municipal

Los socios de Gobierno rompen el voto y se acusan de electoralismo

València en Comú no apoya una modificación de crédito y presenta una moción para paralizar la ZAL

La bancada del equipo de gobierno municipal, ayer separada en sus propuestas. levante-emv

València en Comú ya ejerce como «oposición» en el seno del Govern de la Nau, donde la fractura se visualizó ayer con toda su crudeza, incluidas acusaciones de «electoralismo». Si en el Pleno de enero ya rompieron la disciplina de voto por una moción en torno a Venezuela, ayer su «rebelión» se plasmó en otras dos cuestiones de gestión municipal: no apoyaron una modificación de crédito y además presentaron una moción para paralizar la tramitación del Plan Especial de la ZAL de la Punta, moción que no apoyaron ni sus socios de Compromís y PSPV ni la oposición.

La primera de las discrepancias que protagonizó ayer València en Comú en el pleno fue en la votación de una modificación de crédito de 11 millones para atender el incremento salarial pactado para los funcionarios. En realidad la formación no está contra de esta medida, sino «absolutamente a favor», como explicó la portavoz María Oliver. El enfado con sus socios viene porque cuando dieron su aprobación a los presupuestos de 2019 lo hicieron con la condición de que se incluyera en la primera modificación de crédito una partida para atender a 82 familias refugiadas. Sin embargo, consideran que tanto Compromís como PSPV no han cumplido su pacto. «82 familias sin recursos y refugiadas se quedan en la calle por cuestiones políticas, y no lo podemos asumir. No hay razones para no incluir la partida porque tenemos recursos suficientes», argumentó Oliver.

La modificación de crédito salió adelante gracias a los votos a favor de Compromís, PSPV y Ciudadanos, mientras que València en Comú y el Partido Popular se abstuvieron.

La otra gran cuestión fue la moción de València en Comú para la paralización de la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) del puerto. Antes del debate Empar Puchades, de la asociación Per l'Horta, tomó la palabra para pedir la paralización cautelar de la nueva ZAL pactada por el ayuntamiento y el puerto, paralización hasta que se resuelva el contencioso que ellos mismos han presentado. Es una cuestión de «precaución», dijo, pues hasta tres veces los tribunales les han dado la razón. Y es, además, una «oportunidad histórica» para detener este agravio y, mientras tanto, «repensar» soluciones más acordes con los intereses de la población.

Luego, el debate lo inició María Oliver, portavoz de València en Comú, para defender su moción, aunque se limitó a decir que suscribía todo lo que había dicho la ciudadanía. «Es un error histórico», dijo Oliver, que consumaba así su ruptura con sus socios de Gobierno.

Para responderle tomó la palabra la concejala de Compromís Consol Castillo, quien dijo hablar en nombre de su grupo y de los socialistas, provocando un revuelo en el hemiciclo por la capacidad de representatividad de cada uno.

Resuelto el asunto, Castillo lo primero que hizo fue pedir perdón a la ciudadanía por el proyecto de la ZAL, del que han pasado más de veinte años. Según dijo, su grupo intenta construir y ayudar a las personas, «aunque estamos en campaña electoral y eso lo cambia todo», precisó en referencia a sus socios de València en Comú.

Tras enumerar todas las acciones realizadas esta legislatura para potenciar y proteger la huerta, dijo que harán cumplir los acuerdos con el puerto y anuncio nuevas medidas para la población como la prolongación de la línea de la EMT. Pero «eso es todo lo que podemos hacer con la correlación de fuerzas que tenemos», dijo Castillo, quien aseguró, en todo caso, que lo que han hecho «no ha estado mal».

En la contrarréplica, Oliver dijo que el «polígono industrial» proyectado no existe, por lo tanto se puede evitar. Y aseguró que son los vecinos los que están pidiendo que se pare, lo que significa que «no hay electoralismo». Es una oportunidad histórica y este gobierno no la está aprovechando», dijo.

Una vez expuestas las diferencias, Castillo explicó que en los gobiernos de coalición siempre hay diferentes sensibilidades y «no está mal que salgan». Así que otras vez pidió perdón a la ciudadanía y recordó que es la primera vez que se hace porque «a alguna gente se le ha destrozado la vida».

«Desgobierno»

Por parte de la oposición el mensaje fue claro. Lo de la ZAL fue un desastre, pero ya está hecha y no hay vuelta atrás. «La ZAL es una realidad, la playa no se va a devolver ni la huerta. Es un muro de la vergüenza que jamás debió existir», dijo José María Bravo, concejal de Ciudadanos, que sugiere que se busque una alternativa.

Por parte del Partido Popular, Alfonso Novo entró más en el conflicto político del Gobierno, al que llamó «desgobierno». «Si quieren distanciarse y purgarse por todos estos años no creo que este sea el momento», les dijo.

Al final, la moción de València en comú no recibió el apoyo ni de sus socios ni de la oposición, por lo que fue rechazada.

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