La concejalía de Desarrollo Urbano, con el socialista Vicent Sarrià al frente, ya tiene el visto bueno provisional de los responsables del Banco Europeo de Financiación (BEI) para el crédito de 50 millones que han solicitado con destino a financiar el plan de vivienda de Aumsa. Este plan, una de las apuestas de los socialista para potenciar la empresa de promoción urbanística municipal tras años de atonía y de paso hacer de contrapeso a la nueva empresa público-privada de promoción de viviendas anunciada por el alcalde, Joan Ribó, de Compromís, prevé la construcción entre 2019 y 2021 de 300 viviendas en Ciutat Vella y Moreras.
Además de inyectar liquidez a Aumsa, que tras años de asfixia económica por la deuda del Mercado de Colón y la escasa inversiones por parte del anterior gobierno en vivienda protegida, la concejalía del Ciclo del Agua, también en manos del PSPV, negocia con el BEI otra línea de 50 millones de euros para las obras del colector norte, cuyo tramo final en el Jardín del Turia sigue pendiente de ejecución.
Joan Ribó anunció este lunes que el ayuntamiento pedirá financiación a Europa para comprar autobuses, para vivienda asequible y saneamiento.
El gobierno tripartito, formado por Compromís, PSPV y València en Comú, ultima el cierre de una línea de financiación por valor de 175 millones de euros con el Banco Europeo .
El BEI, cuyos responsables se han reunido con los concejales del equipo de gobierno en varias ocasiones a lo largo de los últimos meses para sondear las posibilidades de inversión siguiendo el mandato de la Comisión Europea de activar la economía, cofinanciará las inversiones en movilidad sostenible, vivienda social y saneamiento de la ciudad al 50%, aportando así 87 de los 175 millones previstos por el tripartito.
La apertura al crédito ha sido posible después de la salida del ayuntamiento del plan de ajuste y de la reducción de la deuda a niveles anteriores a la crisis.
El anuncio realizado por el alcalde, Joan Ribó, sobre las inversiones vía crédito este lunes ha cogido con el pie cambiado a los socialistas, que lo consideran una invasión de competencias. Algo que niegan en Compromís, donde lamentan la crítica continua por parte de los partidos «minoritarios» a la gestión del alcalde.
