Las ciudades se han convertido en refugio de muchas especies animales desplazadas de sus hábitats naturales por distintos motivos, como el cambio climático, la sequía o las grandes infraestructuras de transporte.

Entre ellas, destacan las abejas, que encuentran en las grandes urbes abundante polen durante más tiempo en unos jardines con floración casi todo el año, agua en abundancia y menos pesticidas que en las zonas rurales y campos de cultivo.

La migración de las abejas a las ciudades dio pie hace cuatro años al Ayuntamiento de València a impulsar un innovador proyecto de apicultura urbana a través del Servicio de Jardinería, una iniciativa que ha permitido crear una colonia controlada de abejas formada por 800.000 insectos, un colmenar municipal formado por 20 colmenas y más de 40 enjambres naturales repartidos por distintos parques y cementerios de la ciudad.

Las abejas urbanas, además, producen miel de gran calidad, en concreto, más de 250 toneladas al año, obtenidos en los tres cortes de miel que se realizan en primavera, verano y principios de otoño. Esta producción de miel se distribuye de manera gratuita en pequeños botes de 70 gramos en actos protocolarios y otros acontecimientos del ayuntamiento.

Este proyecto de apicultura urbana cuenta con un colmenar experimental compuesto por 20 colmenas, ubicadas en las terrazas del Observatorio Municipal Árbol y del Museo de Ciencias Naturales, ambos en los Jardines del Real o Viveros. El colmenar está dado de alta al Registro de Explotaciones Agrarias con titularidad del Ayuntamiento de Valencia.

«La apicultura urbana es, además del elemento perfecto para mejorar la biodiversidad y la sostenibilidad de las ciudades, un deber moral, ya que la migración de abejas a las ciudades está motivada por las actuaciones del ser humano: bien de forma directa, por el modelo agrícola extensivo que impera, o bien de manera indirecta, por la sequía que conlleva el cambio climático», asegura la concejala de Medio Ambiente, Pilar Soriano.

El proyecto de apicultura urbana municipal se inició en abril de 2015, a raíz de una colaboración con el Departamento de Bomberos para la retirada de un enjambre ubicado en un árbol de la plaza del Cedro. Este fue el inicio. Tras el traslado de este primer enjambre urbano a la terraza del Observatorio del Árbol, llegaron muchos más. Los bomberos recibieron ese año un gran número de avisos de enjambres de abejas (más de 400).

Con estos enjambres se decidió poner en marcha el colmenar municipal y la Red de Recuperación de Enjambres naturales, que inicialmente contaba con 22 unidades repartidas en diferentes espacios verdes y cementerios municipales, que se instalan de marzo a noviembre y se revisan quincenalmente. Este año, los enjambres superarán las 40 unidades.

Mediante la Red de Recuperación de Enjambres Urbanos el ayuntamiento viene recuperando unos 20 enjambres de media al año, además de los recuperados por el personal del observatorio del árbol en árboles o instalaciones de las áreas verdes de València.

Por su parte, el Departamento de Bomberos realiza otras actuaciones de recuperación de enjambres a demandas de servicios hechas por la ciudadanía. Estos enjambres recuperados, se utilizan en parte para reforzar las colmenas municipales, y el resto se ceden al representante apícola de la Unión de Labradores y Ganaderos, como se estipula en el Convenio de colaboración existente entre los Bomberos y la Unión.

Para que el proyecto de apicultura urbana llegara a buen puerto se creó el Consejo Asesor de Apicultura Urbana que está compuesto por representantes de las universidades, representantes del sector apícola de los diferentes sindicatos agrarios y representantes de la Asociación de Defensa Apícola, así como por los Bomberos y personal de Protección Civil y del servicio de Jardinería.

El ayuntamiento organiza todos los años unas Jornadas de Apicultura Urbana, que este año celebrarán su cuarta edición y que incluye una jornada técnica dirigida a profesionales y estudiantes del sector, y en donde se llevan ponentes de alto nivel, y representantes de la apicultura urbana a nivel internacional (París, Londres, Nueva York, o Viena). También una Fiesta de la Abeja urbana, dirigida a la ciudadanía y en particular a las familias, organizando numerosas actividades infantiles.

Así es cómo la cultura apícola se propaga y fuentes municipales aseguran que hay varios entes municipales y asociaciones vecinales interesados en la instalación de una o dos colmenas urbanas a sus instalaciones. Entre estos se encuentra el Centro de Bienestar Social de Patraix o la recientemente creada Asociación de Apicultura Urbana de València, cuyo presidente está tramitando la cesión de una parcela para la ubicación de un huerto apícola.