El nuevo convenio para impulsar las obras pendientes del Parc Central quedó ayer listo para la firma oficial por parte del alcalde, Joan Ribó, y el ministro de Fomento, José Luis Ábalos. La junta de Gobierno aprobó ayer el acuerdo de cooperación alcanzado con la Generalitat, Fomento y la Sociedad Parque Central que establece las bases para el desarrollo de la integración del ferrocarril en la ciudad de València. El convenio, que sustituye al de 2003, no contempla obligaciones económicas sino una acuerdo de intenciones por el cual las administraciones se comprometen a financiar, a través de convenios diferenciados, las obras ferroviarias pendientes. La primera infraestructura que se ejecutará será la culminación del canal de acceso, que permitirá liberar de vías todo el ámbito del Parc Central, hasta la futura Estación Central, que quedará, junto con el túnel pasante para fases posteriores.

El ayuntamiento aportará 100 millones de euros para la ejecución del canal de acceso, el 25% del coste total, cifrado en casi 400 millones de euros. La Generalitat financiará otro 25% y el Gobierno (que también asume el coste íntegro del túnel pasante) el 50%.

La Generalitat también ratificó la semana pasada el convenio marco del Parc Central que el Gobierno presentó en el consejo de administración del pasado 23 de enero. El alcalde, Joan Ribó, destacó ayer que la firma del convenio supone un paso muy importante para la solución ferroviaria de València». «Es un avance importante porque se concreta ya el Canal de Acceso hasta la avenida de Giorgeta, lo que posibilitará librarnos del muro que separa el barrio de Malilla, así como por la construcción de la estación definitiva y la penetración hasta la salida de la ciudad por la zona de la Universitat Politècnica de València», afirmó el alcalde.

«Este convenio supone un claro adelanto en nuestro objetivo de encontrar una solución ferroviaria imprescindible para la ciudad y, que además, es indispensable para acabar el Corredor Mediterráneo», añadió el alcalde.

El anterior convenio de 2003 permitió la llegada de la alta velocidad, pero no posibilitó llevar a cabo todas las obras necesarias, cuyo coste se ha multiplicado.