La educación infantil conforma uno de los instrumentos clave para corregir las desigualdades sociales desde la política educativa, de ahí que uno de los puntos remarcados dentro del acuerdo del Botànic en enero de 2017 fuera la «ampliación y el impulso de la educación pública de cero a tres años como garantía de la igualdad de oportunidades».

Las vecinas y vecinos del barrio de Benimaclet llevan reclamando desde entonces la construcción de una nueva escoleta en el barrio. Calculan que ya hay 324 niños y niñas de entre cero y dos años sin escolarizar. Una cifra que, prevén, se verá engrosada con el Plan de Actuación Integrada (PAI) que calcula la construcción de 1.345 nuevas viviendas y, por ende, la convivencia en el barrio de unos 4.000 nuevos vecinos.

Si bien es cierto que la escolarización de menores de tres años no es obligatoria, supone una herramienta que, además de ser clave para paliar las desigualdades sociales desde edades tempranas, también permite fortalecer las políticas de igualdad de género.

Siguen siendo muchas las mujeres que se ven obligadas a renunciar a su vida laboral al ver en la maternidad un obstáculo para su proyecto profesional. Y es que no todas las familias tienen la posibilidad de optar a la escolarización infantil privada: Educación estima el coste en unos 280 euros al mes. Tampoco el cheque escolar contribuye apenas a paliar la situación, indican desde la asociación vecinal, «durante el curso 2015-2016 se concedieron 114, frente a 226 solicitudes».

Una situación que, a su vez, está favoreciendo la creación de guetos en las escuelas públicas del barrio. Según los datos aportados por la asociación, la mayoría de las niñas y niños extranjeros escolarizados en el barrio lo están en centros públicos. En concreto, 28 de 36 (el 77 %). Y es que, frente a la situación en la ciudad de València donde el 29,6 % de las plazas de educación infantil son públicas, en el barrio de Benimaclet únicamente se estiman 16,6 %.

Por ello, desde la asociación de vecinos de Benimaclet advierten que, «si queremos una sociedad que pueda garantizar el reemplazo generacional», se debe «dejar de considerar la maternidad como un hecho absolutamente privado» para empezar a contemplarla como «una cuestión de todos». Lo que significa, entre otras cosas, «que todas las familias que lo deseen deben tener a su alcance la posibilidad de escolarizar a sus hijos en un centro público».

La posibilidad de incluir más aulas en los colegios públicos del barrio, no obstante, no cubriría por completo la demanda potencial, indican desde la asociación, por lo que es ineludible la construcción de una escoleta dedicada exclusivamente a este ciclo con, al menos, 150 plazas públicas.