El derrumbe del suelo de la tercera planta que tuvo lugar el pasado 15 de febrero en el edificio situado en la calle Barcas, 7, sin provocar víctimas, ha provocado que el ayuntamiento lo declare «en estado de ruina». Los técnicos de la contrata municipal, como confirmaba ayer a Levante-EMV el concejal de Urbanismo Vicent Sarrià, siguen trabajando en labores de estabilización del edificio. Tras estas actuaciones de urgencia se llevará a cabo un informe a la propiedad para que esta tome las medidas oportunas, indicaba el concejal que agregaba que ya se ha determinado que lo que falló en febrero fue uno de los pilares, pero que están tratando de determinar si el resto de pilares están en buen estado o no. Si esto no fuera así no habría más remedio que derruir el edificio, aunque al tratarse de un inmueble protegido, este debería reconstruirse posteriormente.

Los vecinos fueron desalojados en su día y todavía no han podido regresar a sus viviendas, aunque sí han vuelto a ellas de forma puntual para recoger varios objetos personales.

Como informó en su día este periódico, el edificio en cuestión tiene doce puertas y un bar que dan a la calle Barcas; y una papelería (planta baja) más un entresuelo y tres pisos que dan a la calle Trànsits, que son utilizados como hostal.

Al parecer, las obras que provocaron el derrumbe se estaban haciendo en la planta baja y como consecuencia de las mismas se vinieron abajo una columna y una viga que terminaron por hacer ceder el tercer piso sobre el segundo. Afortunadamente, la cosa quedó ahí y no se produjeron daños personales.

Fuentes municipales aseguraban entonces que las obras que originaron el incidente no tenían licencia. Al parecer, la solicitaron el pasado 14 de enero y en el momento de los hechos no tenían el permiso, por lo que no contaban con cobertura legal.