El transporte urbano es el responsable del 40 % de las emisiones contaminantes del planeta. Siete millones de personas mueren cada año en el mundo como consecuencia de la polución, 500.000 de ellas en Europa. Son algunos de los contundentes datos que los ponentes expusieron en la mesa del debate «El futuro de la movilidad», organizado por Levante-EMV y que contó con la colaboración de Acciona. Los participantes pusieron de manifiesto que la modalidad compartida, eléctrica y conectada, será una de las claves en busca del desarrollo sostenible de las ciudades. Los nuevos modos de transporte impulsados por vehículos de cero emisiones, combinados con la preeminencia de los desplazamientos a pie, en bicicleta o con transporte público, deben marcar el camino hacia urbes más limpias donde la ciudadanía reconquiste el espacio público usurpado por el vehículo privado.

Combatir el cambio climático y reducir el impacto sobre la población es una responsabilidad de primera necesidad de las administraciones públicas y en la que muchas empresas privadas se han involucrado de manera decidida. Muchas compañías están asumiendo este compromiso global a través del negocio de la movilidad compartida eléctrica (patinetes, bicis, motos o coches), cuyo fenómeno avanza una auténtica revolución en las ciudades. Reivindican su protagonismo al tiempo que los ayuntamientos tratan de regular a marchas forzadas su llegada a la vía pública.

València no es ajena a esta tendencia global en la que las empresas de «sharing» quieren liderar la movilidad del futuro. Hasta 30 compañías de patinetes, bicis, motos y coches han llamado a las puertas del Ayuntamiento de València para comenzar a operar. De momento solo lo hacen las motos, a falta de que la aprobación en unas semanas de la ordenanza de movilidad pueda habilitar al resto de vehículos y la aplicación de las tasas fiscales. Una de las que ya ofrece sus servicios en el «cap i casal» es Acciona, a través de su filial Acciona Mobility, con 150 motos eléctricas en las calles, que se recargan con energías renovables. Ramón Piñeiro, director de Operaciones de Nuevos Negocios de la compañía, lo tiene claro: «Estas nuevas formas de movilidad han llegado para quedarse».

El debate sobre el futuro de la movilidad organizado por Levante-EMV suscitó un torrente de ideas y discusiones, pero todos los ponentes coincidieron en que el coche privado tiene, a medio plazo, los días contados en las ciudades. Participaron, además de Ramón Piñeiro, el director general d'Obres Públiques, Transport i Mobilitat de la Generalitat Valenciana, Carlos Domingo; el concejal de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de València, Vicent Sarrià; la directora gerente de la Autoritat del Transport Metropolità de València, María Pérez; y el doctor en Derecho Administrativo de la Universitat de València, Andrés Boix.

Ramón Piñeiro defendió que las motos eléctricas compartidas no solo contribuyen a reducir la contaminación acústica y atmosférica, sino que «eliminan la congestión» y cada motocicleta «puede eliminar un vehículo privado» en la vía pública, además de que ocupan una sexta parte que un coche.

Carlos Domingo, director general de Movilidad de la Generalitat Valenciana, señaló que la administración autonómica «no es militante ni activista» de la bici o cualquier otro modo de transporte, «sino que buscamos la eficiencia». «Si las eficiencias es quitar un peatón para ir en patinete eléctrico, mal vamos», advirtió sobre el «sharing». También recordó que el coche eléctrico «no es la panacea» porque no reduce el espacio en la vía pública.

En ese sentido, Julio Monreal, director general de Relaciones Institucionales de Prensa Valenciana, introdujo que, ante la nueva movilidad eléctrica, compartida y conectada, «la clave es conocer el trasvase de usuarios». Por alusiones, el director de Operaciones de Nuevos Negocios de Acciona explicó que su compañía todavía no cuenta con datos de València porque desembarcó hace apenas dos meses, pero explicó que las empresas de «sharing» tienen «tecnología para obtener la información esencial sobre la movilidad» en la ciudad y la opción de compartir esos datos con la Administración. Así, animó al Ayuntamiento de València a crear «un agregador de servicios» como el de Madrid para que los usuarios dispongan de toda la oferta en una sola aplicación de móvil. O la plataforma única que existe en Dubai.

Como representante del Govern de la Nau, Vicent Sarrià detalló que el consistorio está trabajando en la regulación de estos servicios compartidos y que incluso ya cuentan con los precios de las tasas. «Tenemos que evitar la inseguridad jurídica y también el descontrol de la irrupción de estos modos, pero nuestro compromiso es el de potenciar otras formas compartidas».

Por su parte, la directora de la Autoritat del Transport Metropolità, María Pérez, se preguntó si no debería ser este organismo quien unificara los criterios de expansión de estos vehículos «con una norma común en todos los municipios metropolitanos» para impulsar la intermodalidad. En todo caso, explicó, «lo interesante es comparar el reparto de estos modos y ya podemos intuir que le quitarán protagonismo al vehículo privado». También advirtió que la administración «no debe ir a rebufo, sino ser impulsores de nuevas formas de movilidad en el sentido de ofrecer la posibilidad de su uso a los ciudadanos».

Mientras, el doctor en derecho de la UV, Andrés Boix, coautor del libro «Ciudad y Movilidad», aseguró que hay «pautas» sobre cómo se comportan los usuarios de la movilidad compartida. «En las grandes áreas metropolitanas estos medios no canibalizan al transporte público, pero en cambio otros como Uber o Cabify sí». Además el profesor de la Universitat puso en duda el cobro de una tasa fiscal porque las empresas hacen negocio en el espacio público, «¿pero qué pasa con otros servicios?», se preguntó.

Los otros debates

El vehículo compartido no fue el único protagonista en la mesa redonda sobre el futuro de la movilidad. Las nuevas infraestructuras ciclistas centraron buena parte del debate, además de la necesidad de crear estacionamientos disuasorios, impulsar el transporte público o la infrafinanciación que sufre la Comunitat Valenciana por parte del Estado en materia de transporte colectivo.

Carlos Domingo explicó que el objetivo de la Generalitat es «diseñar el territorio para que no hagan falta los desplazamientos, pero cuando se han de producir han de seguir un orden de prioridad: a pie, bicicleta, transporte público y coche si no hay remedio».

La directora de Levante-EMV, Lydia del Canto, recordó la necesidad de aparcamiento en algunos barrios de la ciudad «porque gran parte de la movilidad del futuro continuará siendo privada». El concejal de Urbanismo, Vicent Sarrià, anunció que en el próximo mandato del gobierno municipal «hay que abordar un plan de aparcamientos de residentes y otros disuasorios que fomenten la intermodalidad».

Los representantes de la Generalitat, Carlos Domingo y María Pérez, recordaron las grandes apuestas del Consell, como los planes metropolitanos que se han de desarrollar ahora, las nuevas líneas concesionales de autobús interurbano o la reanudación de las obras de la L10 del metro en València.

El profesor Andrés Boix analizó los tres grandes problemas a los que se enfrenta la ciudad: la congestión de tráfico, la elevada accidentalidad y la contaminación. Entre las soluciones que propuso están desarrollar por completo el plan de movilidad urbana sostenible «con la gran apuesta por la bici que contempla» o el «inaplazable» cierre del tráfico