Los comerciantes del Mercado de Russafa llevan desde inicios de este mes soportando los olores que les llegan desde el gran contenedor instalado en uno de los laterales. Este, que normalmente está dentro de una habitación destinada para él, se tuvo que sacar a la superficie debido a unas filtraciones que estaba provocando sobre los baños, ubicados en el sótano del edificio y de reciente remodelación. Especialmente críticos son los comerciantes que tienen sus puestos en la fachada exterior, justo enfrente del citado contenedor, así como los que los tienen en la entrada: «Nos llegan los olores y hasta entran muchas moscas en determinados momentos», comentaba a Levante-EMV una de estas comerciantes.

Otro comerciante, que tiene su puesto justo enfrente del contenedor, asegura que en ocasiones las filtraciones que salen de él cruzan toda la plaza y llegan incluso a la terraza de un bar cercano: «Nos llegan los olores y esperamos que se solucione cuanto antes», agrega.

Por su parte, el presidente de la asociación de vendedores del mercado, Ricardo Juan constata el problema y critica que «durante las Fallas lo volvieron a meter dentro porque molestaba a la Falla y continuaron las filtraciones». Él dice que siente que cada año, por un motivo u por otro «nos desplazan a nosotros por la fiesta». Y pone otro ejemplo como es el hecho de que no pueden aparcar sus furgonetas en la plaza Baró de Cortés durante las Fallas como si suelen hacerlo, por cierto de forma irregular, el resto del año. De hecho, hay un proyecto de la concejalía de Movilidad para convertir la plaza en peatonal, con lo que ya no podrían aparcar allí. Algo sobre lo que Richard critica que «no han contado con nosotros para nada».