El colectivo fallero ha reaccionado con virulencia al supuesto «acoso» sufrido durante las últimas fallas y ha reclamado «libertad para decidir sobre la fiesta». Se consideran los promotores de la misma y generadores de importantes ingresos económicos para la ciudad, mientras que la responsabilidad del botellón, la suciedad, los ataques al patrimonio o la falta de vigilancia la descargan en el ayuntamiento. Es más, entienden que «las Fallas son una fiesta tan grande que no se pueden ni se deben permitir el lujo de noticias o comentarios de nuestros gestores que no busquen otro fin que engrandecerlas», según reza en un extenso documento hecho público ayer firmado por la Interagrupación de Fallas, las federaciones de Especial y Primera A, la Federación de Especial Ingenio y Gracia y los delegados de sector.

Con este documento, los principales representantes del mundo fallero vuelven a marcar distancias respecto al equipo de Gobierno municipal, con el que han tenido numerosos desencuentros por la organización de la fiesta y, más recientemente, por la ausencia de mujeres en los jurados de las principales secciones. Pero también con los comerciantes, que han denunciado la ocupación de espacios públicos hasta el punto de no permitirles ejercer su actividad, o los responsables del patrimonio, que han lamentado escenas como decenas de asistentes a una verbena fallera orinando en los Santos Juanes. Y lo hacen situándose a sí mismos como únicos promotores de la fiesta y sin autocrítica alguna.

A su entender, las declaraciones realizadas por «algunos políticos, diversos medios y agentes sociales» son «lamentables y desafortunadas» y representan un «acoso» al «colectivo fallero». Según el documento difundido ayer, «los falleros han vuelto a evidenciar su esfuerzo y tesón en pro de la cultura valenciana», aportando «música, folclore, indumentaria, poesía, sátira y pólvora», además de componer «la mayor exposición de arte en la vía pública que se conoce».

Y «ese patrimonio, pagado por el bolsillo de miles de falleros, lo hemos querido compartir con todos, vecinos y visitantes», alrededor de un millón de personas que «han dejado dinero en comercios, bares, restaurantes y hoteles» gracias a la «propuesta fallera».

Ni en asuntos como la ausencia de seguridad, la basura, el botellón, lo aseos públicos o el caos circulatorio dicen sentirse responsables. Es más, no toleran noticias negativas ni intromisión política. «Las Fallas son una fiesta tan grande que no se pueden ni deben permitir el lujo de noticias o comentarios de nuestros gestores que no busquen otro fin que engrandecerlas», dicen los firmantes del comunicado, que ofrecen diálogo sobre estas cuestiones no sin pocas cortapisas.

«Siempre estaremos dispuestos a hablar, a mejorar, a intentar que todo salga lo mejor posible, pero queremos ser libres para decidir sobre nuestra fiesta, cuándo y cómo queremos un congreso fallero; y cómo y quién queremos que juzguen nuestras fallas. Todo el mundo es libre de opinar, pero primero deben informarse», explican. «No estamos dispuestos a aceptar que nadie busque un beneficio político o partidista a costa de los falleros. La fiesta es y será un espacio de convivencia democrática donde caben todos, independientemente de su género, condición o ideología», continúan para luego sentenciar: «Seguiremos apostando por la responsabilidad, la reflexión y el diálogo como única herramienta para solventar todo aquello que sea necesario».