La redacción de un texto de apoyo a las Fallas y al resto de fuerzas ciudadanas sirvió de marco para que los concejales del ayuntamiento echaran mano de la fiesta para lanzarse reproches en los quince minutos más intensos del último pleno municipal.

Finalmente, como tantas veces a lo largo de la legislatura, una moción de la oposición, sobre un tema poco rebatible («la constitución de una Comisión Municipal de la que formen parte todos los Grupos políticos con el fin de estudiar y dar soluciones a los problemas planteados en Fallas»), se convirtió en una moción alternativa, que es la que se aprobó aprovechando la mayoría que tiene el tripartito.

¿Qué dice el texto? Fundamentalmente, es un llamamiento al mantenimiento de la llamada Mesa de Diálogo de las Fallas ya existente. En ella llega el elogio a los falleros, la «buena noticia» que habían reclamado las entidades tres días antes. Dice así el texto que se felicita «a la ciudadanía de València y a las comisiones falleras por los esfuerzos generalizados en el cumplimiento del Bando Fallero 2019 respecto a las obligaciones legales derivadas de la autorización de los actos falleros en el espacio público.

Una actitud generalizada para la mejora de la convivencia, la seguridad y la limpieza de la inmensa mayoría que no debe verse, en ningún caso, eclipsada por las excepciones y los posibles incumplimientos puntuales que no representan la actitud mayoritaria del colectivo fallero». Se agradece el esfuerzo de todas las entidades por consensuar el bando fallero de 2019 «y sus numerosas novedades para la mejora de la fiesta» y se insta a perseverar, para lo que se anunció que la primera reunión llegará en dos semanas.

Y un toque: «instar a los agentes festivos, políticos y sociales a reconocer el carácter plural y diverso de las Fallas y evitar y rechazar cualquier posible tentativa de patrimonialización exclusiva o uso político o partidista que pueda debilitar su carácter cohesionador».

«Las Fallas no son de derechas»

«Téngalo claro. Las Fallas no son de derechas. Aunque ustedes así lo quisieran» había cerrado el concejal Pere Fuset la bronca en el hemiciclo previa a la aprobación.

En cualquier caso, si las «reflexiones» de las entidades falleras tenían cero autocrítica (lo niega el presidente de la Interagrupación Jesús Hernández Motes), este texto también tiene cero alusiones a la falta de servicios municipales que enumeraron los colectivos falleros. Simplemente instan a ese ambiguo «seguir trabajando».

En el pleno, las hostilidades las inició el PP. Mª Ángeles Ramón-Llin dijo que la mesa de diálogo no fue más que «retórica» y que los problemas con los servicios municipales «provocó un rifirrafe entre socios de gobierno. Ustedes inducen al lío y al descrédito». Y le recordó al concejal Pere Fuset que había sido reprobado por la asamblea y que estuvo unos meses sin presidirla. Y como solución propuso «que los políticos saquen las patitas de las fallas y haya más subvenciones».

Amparo Picó (C's) dijo que apoyaría la moción, pero con el apunte del «esto ya lo habíamos inventado nosotros»; es decir, que «esta moción es muy parecida al gran pacto que propusimos en 2015» y se dedicó a criticar la «nefasta gestión» de Fuset al frente de Cultura Festiva hasta que le dijeron que el turno de intervención había expirado.

En la réplica, Fuset leyó titulares sobre contenedores quemados, suciedad, disturbios y caos en las fallas de una década atrás. «No sé quien gobernaba, si el PP o la Pandilla Basura o si entonces íbamos todos a lomos de unicornios. Problemas, en Fallas, ha habido y habrá. La diferencia es que por primera vez; si: «per primera vegada», se han reunido todos los agentes. Ahora no hay chorizos parrilleros, los mercadillos están en un lado de las calles, se utilizan vasos reutilizables, se regularizan las barras, se ha pasado de 190 a más de 340 sanitarios».

Arrogarse la representatividad

No convenció esto a Picó, que le reprochó que «ha conseguido poner a todos los colectivos falleros en su contra por hacer una gestión a sus espaldas. Los ha puesto de acuerdo» y el edil le contestó, además de lo de que «las Fallas no son de la derecha» que «a ustedes, las Fallas se la pelan. Las quieren sólo como herramienta política. Mire el barómetro de opinión y la valoración que tienen las fiestas pese a sus trolas y manipulaciones», otra frase de las que hacen subir el pan: «allá de aquel que quiera arrogarse el hablar en nombre de los cien mil falleros, con sus enormes diversidades de opinión y pensamiento».