Ciudadanos llegó incluso a comparar la medida de la ZAS con amputar la mano a un paciente que siente «malestar general». Su concejal, José María Bravo, volvió a retomar su ya recurrente queja contra la limitación del horario de las terrazas en la zona ZAS del barrio del Carme con un tono más duro de lo habitual. De hecho, «más barbaridad» que la amputación le suponía a Bravo «saber que sin hacer un estudio de ruido se haya recortado el horario al sector hotelero de la ciudad». Así lo indicó Bravo en un hemiciclo donde recordó la abstención del grupo popular en el anterior pleno. Un voto que ayer se revertió a la negativa. «Después de habernos reunido con la hostelería de esta ciudad, nuestro voto va a ser en contra. No voy a respaldar su pésima gestión en materia de contaminación acústica», señaló la concejala del PP Lourdes Bernal, quien calificó de «empastre» las medidas adoptadas por el equipo de gobierno y acusó a la concejala de Medio Ambiente Pilar Soriano de querer «arrasar» con las terrazas. «Menos mal que solo le quedan dos meses», exhortó Bernal ante una Soriano que reconoció no estar del todo de acuerdo con la medida que supone la activación de la ZAS, pero que advirtió que la del barrio del Carme es «la mejor» y «más leve» de todas las instauradas en la ciudad. «Los derechos del descanso» en los barrios de València «son fundamentales» reconoció Soriano, quien aseguro que, «para cumplir estos objetivos» es totalmente necesario «tomar medidas» para «hacer la ciudad más habitable», gusten más o menos. Hasta ahora, indicó, se ha conseguido la «pacificación del tráfico», pero nunca «se había tomado ninguna medida relativa a las terrazas». Así, pese a que Bernal la tachase de «dejadez» y «negligencia», advirtió que «mientras haya un solo sonómetro que supere los límites de ruido establecidos, tendremos una ZAS».