Los vecinos del Carme manifestaron ayer su profunda «decepción» con el escaso eco que han tenido las alrededor de 40 alegaciones presentadas por el vecindario al plan especial de protección de Ciutat Vella. El plan de Ciutat Vella, afirma Amics del Carme, «no detiene la degradación porque fía su desarrollo a 20 años, regala un nuevo período de gracia de seis años a solares que aparecieron en la riada del 57, y valida las más de 70 licencias de hoteles en trámite, abriendo además la puerta a transformar 50 edificios singulares y los edificios adyacentes en otros tantos hoteles».

Los vecinos piden en sus alegaciones la paralización de la tramitación de 70 licencias turísticas para hoteles y apartamentos turísticos que están en marcha; la revisión de las unidades de ejecución que destruyen la trama medieval y que el jardín histórico del convento de San José y Santa Teresa siga siendo de uso público.

También alegan para que no quede desprotegido el comercio de proximidad en barrios tradicionales como los del Mercado y Velluters y para que los edificios catalogados y protegidos no puedan usarse como hoteles ni anexionarse otros edificios contiguos residenciales para evitar la pérdida de patrimonio histórico.