«Mi barrio era muy comercial. La mayoría de hombres eran portuarios y las mujeres se encargaban de las tiendas de comestibles. Recuerdo la lechería de la tía Amparo, la paquetería de Carmen, el hornito de Antonio y la lonja de pescado que ahora ha sido convertida en comercios y alojamientos turísticos». Conchita Tarín, una de las fundadoras de lo que se conoce ahora como la Pascual, recordaba así lo que fue el Cabanyal. Un barrio de pescadores que se encuentra ahora bajo la continua amenaza de desalojar a quienes han conformado la vida de este barrio portuario durante años y que se mantuvieron en pie de guerra aún cuando las escavadoras amenazaban con derribar sus casas para alargar hasta el mar la avenida Blasco Ibáñez.

Ahora el vecindario se une también para que la amenaza de desahucio que se cierne sobre todo un bloque del Cabanyal (entre ellos, Sara Bermúdez, su marido y sus cuatro hijos) no se convierta en el sino del barrio. Los colectivos críticos con el nuevo Plan Especial del Cabanyal (PEC) han realizado esta mañana un recorrido por los que consideran «los seis puntos más conflictos» del nuevo plan urbanístico. Durante la ruta (que se inició en la Plaza del Mercado del Cabanyal y finalizó en los huertos comunitarios agroecológicos situados frente al edificio del Bloque de Portuarios), varios miembros de Espai Veïnal del Cabanyal denunciaron que el PEC «acelerará la gentrificación» y, por ende, la «expulsión» de las familias que allí residen para «reformar las viviendas» y alquilarlas, por mucho más, «a turistas o a clases más altas», ahora que «el barrio se ha puesto de moda».

«Pero esta zona no es sector terciario, sino un barrio en el que tenemos parroquia, en el que tenemos escuela, bares, kioskos...», ha señalado Mara Obiol, vecina del Cabanyal en uno de los «puntos calientes» de la ruta: el lugar donde se encuentran los Bloques de Playa, y en el que Mara ha denunciado el «elitismo comercial y el impacto negativo que supondrá para la zona (en la que se prevé la introducción de un 40 % de viviendas turísticas) de la construcción de un hotel de 15 plantas».

Si bien es cierto que el nuevo plan urbanístico dotará al barrio de 288 nuevas viviendas de protección pública, Sergi Belmonte ha denunciado esta mañana (en la parada plaza Lorenzo de la Flor) la «nula presencia de inversión contemplada en el PEC para rehabilitar y proteger esta zona» al no incluir la «participación ciudadana» en la redacción del plan.

«Nadie está en contra de las viviendas sociales para el barrio, queremos que vuelva a estar vivo, pero no por introducir bloques turísticos en el mismo. Creemos en la regeneración urbana y no en la expulsión de su vecindario. Hace falta un debate ciudadano en el que intervengamos todos. Hay metros suficientes como para hacer viviendas sociales y de protección», ha indicado Jaime, uno de los vecinos que intervino en la ruta, quien espera que, con las alegaciones (de momento han recogido ya 45 páginas) que se presentan el próximo día 15, se recupere la voz del vecindario.

De hecho, actualmente hay 400 viviendas en proceso de rehabilitación (83 de ellas son en su totalidad de propiedad pública), así como otros 130 solares en la denominada «zona cero» del Cabanyal, que podrían ser utilizadas.