Ni son una «manada desbocada de búfalos», ni «defecan, orinan y practican sexo en la calle». La juventud valenciana, dicen desde la empresa organizadora de Paellas Universitarias, «no son animales». Las quejas acumuladas por el vecindario de la Punta explotaron ayer en boca del presidente de la Asociación de Vecinos que, movido por el «malestar ocasionado» a la pedanía y después de interponer una denuncia en el Juzgado de Guardia de València con la intención de frenar la celebración del festival en la Punta, no dudó en señalar que, aunque habrá «quien se porte bien», los estudiantes que acudan al festival de música beberán, escucharán música y, «como en Fallas», también «orinarán, defecarán y practicarán sexo en la calle». Declaraciones valoradas por la organización como una «falta de respeto» y un «insulto inaceptable» para los 25.000 asistentes universitarios que «tan sólo han comprado una entrada» a un evento de ocio. «Con estas declaraciones del presidente de la Asociación de Vecinos se han traspasado todas las líneas rojas admisibles», aseguran desde la organización, quienes recriminan que «desprenden desconocimiento y posiciones extremas sobre los jóvenes universitarios valencianos».

Vicente Romeu, presidente de la Asociación de Vecinos, reconoce que en ningún momento se han puesto en contra de la realización de este festival. Incide, no obstante, en que el recorrido que los jóvenes deben realizar por la pedanía hasta llegar al Multiespai en el que se celebrará las paellas derivará en una sensación de «inseguridad» para todo el vecindario.

Unas quejas que, a ojos de la organización, resultan desmedidas. Primero, teniendo en cuenta que se trata de un festival que apenas durará diez horas (se inicia a las 10 y finaliza a las 20 horas) y que se realiza en horario diurno y laboral, por lo que no alterará el «necesario descanso de los vecinos». Y segundo porque, reconocen, ya se han puesto en marcha todas las medidas necesarias para sortear mayores molestias. Entre otras, crear un «pack» de bebida a precio de coste para evitar, así, que los 25.000 asistentes lleven en mano el alcohol de casa y dejen los restos del botellón tirados por el camino. También aseguran que en esta edición se realizará un Trashtag challenge, el último reto viral en redes sociales con el que se pretende eliminar la basura y otros residuos de los espacios naturales, que con motivo del Festival de Paellas Universitarias se implementará en todo el entorno de La Punta con voluntarios universitarios.

Paralelamente, indican desde la organización, se ha triplicado el personal de limpieza para que, en apenas unas horas, los alrededores del recinto queden «como si no hubiera ocurrido nada», porque, aseguran, «lo último que queremos es generar ningún problema». «Solo queremos dotar de vida a la pedanía», reconocen, y encontrar el «bien común» con un dispositivo «tan reforzado como en ningún otro festival de la Comunitat Valenciana».

«La paella es lo de menos»

Vicente Romeu recuerda, no obstante, cómo en la edición de 2016 también celebrada en el Multiespai de la Punta, los campos, cosechas y vehículos ya fueron dañados. «Estamos hablando», especifica Vázquez, «de decenas de miles de jóvenes borrachos». De hecho, Romeu asegura que en un evento como este, al que «los jóvenes acuden en masa para beber», «la paella es lo de menos». Es «insostenible», reconoce Vázquez, «organizar a tantos miles de personas en estas condiciones, da igual lo que haga la organización, va a haber molestias».

Que no las hubiese, reconocen desde Paellas, no entraría dentro de lo común. «Cuando se produce algo inusual al día a día» y «trastocas el normal funcionamiento de la vida en la zona», es obvio que se producirán «desajustes» y malestar por parte de algunos, inciden desde la organización, quienes lamentan que el debate está «diluyendo la realidad del evento».

Lo que sí excede de lo común, no obstante, es el creciente ambiente de crispación. Una controversia entre la organización y el vecindario, que encontró su punto álgido en el momento en el que Vicente Romeu llegó a tildar de «manada de búfalos» a los asistentes al evento. Fue entonces cuando la organización advirtió innecesario llegar a tal nivel de exacerbación, pues nunca antes unas paellas universitarias habían generado tanta polémica. Más aún teniendo en cuenta que, como reconocen desde la entidad, no se ha incumplido contrato alguno y todo se ha efectuado desde la legalidad.