Ya lo advirtieron: si no se celebraban las Paellas Universitarias, toda la ciudad se hubiese llenado de microbotellones. Muchos de los universitarios que el viernes acudieron al evento así lo aseguraban. «Íbamos a venir sí o sí», decían. Así, pese a la desautorización del Ayuntamiento a que este macrofestival se realizase en la Punta, espacio con una huerta protegida, la organización decidió seguir adelante. También los estudiantes. A las dos del mediodía el recinto ya se encontraba lleno hasta los topes. Es por ello que la organización ve en la decisión de seguir adelante con el evento un acto de «responsabilidad», pese al veto del Ayuntamiento.

Desestiman, en cualquier caso, la desobediencia por la que la Policía Local de València ha denunciado a la organización (así como por superar los 90 decibelios reglamentarios), aunque aseguran que aceptarán la multa de hasta 300.000 euros a la que podrían enfrentarse. Así lo ven también los vecinos y vecinas de la Punta. Quienes llegaron a denunciar la entidad por realizar el evento en la pedanía, reconocen ahora que fue un «beneficio» seguir adelante con el festival pese al veto del Ayuntamiento. «De lo contrario, hubiese sido un caos», explica José Emilio Ortega, vicepresidenta de la Asociación de Vecinos de la Punta.

«Hubiesen provocado botellones incontrolados por toda la zona, como ya ocurrió en 2017», aseguran desde la organización, quienes estiman en su actuación una forma de evitar un «desorden público. «Nosotros hemos hecho todo lo que debíamos», aseguran. Aunque no fue hasta las 12.30 horas del mediodía cuando los alrededores del recinto de la Punta quedaron completamente despejados de la huella que el macrofestival había dejado en la huerta. De hecho, Ortega asegura que a primera hora de la mañana paseó por las calles que el viernes se convirtieron en el lugar de paso de decenas de miles de estudiantes para revisar el alcance de los daños. «La verdad es que había un gran despliegue de limpieza», indica Ortega, quien reconoce que «hacía años que no veíamos la Punta tan limpia».

Asegura, además, que la organización debía haber hablado con ellos desde el inicio para «ir de la mano» y evitar, así, la polémica suscitada durante los últimos días que, dice, «no benefició a nadie. Ha sido una lástima que la empresa no avisase con tiempo del evento en la Punta, porque la organización fue perfecta y los estudiantes se portaron bien», reconoce Ortega.

De hecho, desde la organización sí reconocen como un error haber vendido las entradas meses antes de contar con un recinto para el evento, pese a que atribuyen la responsabilidad al Ayuntamiento, quien aún estudia las alegaciones que la entidad presentó al consistorio la mañana del viernes al carecer del permiso municipal.