Como si no hubiera un mañana, que igual no lo hay. Incluso un pasado mañana. Y la Junta Mayor lo tiene claro: si la meteorología lo desaconseja, las procesiones se suspenden por acuerdo unánime. Tanto por las personas como por las imágenes. Y no hay posibilidad de recuperarlas, como sucede con una «mascletà» de turno. Si se cumplen las previsiones, todo, absolutamente todo, está amenazado de cierre a partir de hoy. los actos colectivos, incluyendo la visita a los Monumentos de hoy, el Santo Entierro de Mañana y el desfile de Resurrección del domingo. El programa está abierto, pero se cerrará en cuanto lo aconsejen las circunstancias. Y si así sucede, al visitante y al habitante le quedará la opción de ver las imágenes, éstas sí, resguardadas.

Por eso, ayer se celebraron las procesiones como si no hubiera un mañana. Que igual no lo hay. Ayer se prendió a Jesús, se le llevó maniatado y a la figura crucificada de la Iglesia de Los Ángeles se le dio a beber vinagre y se le clavó una lanza. El Longino que lo hizo se santiguó previamente, como si tuviera claro que lo que está haciendo va contra su propia fe. También salió el Cristo de los Sayones, yacente, en su única procesión. Pero, a la vez, la Semana Santa Marinera se trasladaba al centro de la ciudad para rogar por los presos, a falta de uno al que poder llevar haciendo de la procesión su último auto de fe y arrepentimiento antes de ser puesto en libertad. Pero fue, por lo menos, la oportunidad para que las calles de Ciutat Vella vieran la Semana Santa Marinera en toda su expresión.

Por la noche, los Granaders de la Verge exhibieron su poder de convocatoria reuniendo en una sencilla cena prácticamente todas las sensibilidades políticas. Mientras, a medianoche se hacía el silencio con las últimas y solemnes procesiones.

A partir de ahora, las cosas se ponen serias. No sólo por los episodios históricos (llega el momento de la muerte y el dolor) sino por la posibilidad de que las procesiones queden abortadas por el mal tiempo. No suele ser València escenario de suspensiones masivas por culpa de la lluvia. No es tan habitual la escena de drama que se ve en Sevilla. Pero el Jueves y Viernes Santo amenazan tormenta seria. Mucho tienen que cambiar las cosas para poder ver la imagen con los turistas tumbados en la arena al paso de las tallas. Durante esa mañana, los Poblats y todas las parroquias de la ciudad verán pasar los Via Crucis. Incluso en el Jardín del Turia, por la tarde, está previsto el que rogará por los migrantes.