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De emblema del lujo, al abandono

El mínimo mantenimiento en el Sidi impide dar de baja la licencia y frenar su reapertura

Los dueños del hotel traspasan el activo a una empresa inmobiliaria con vistas a una posible venta y su reactivación

Fachada principal del Hotel Sidi Saler, emblema de una época de lujo. eduardo ripoll

El concejal de Actividades, Carlos Galiana, no ha podido dar por caducada la licencia de actividad el hotel Sidi, el que fue hotel de lujo en pleno corazón del parque natural de la Devesa, al mantener los dueños del inmueble (Caixabank y el BBVA) una actividad de mantenimiento mínima. Fuentes de la concejalía de Actividades, que en diciembre pasado inició los trámites para dar por extinguida la licencia de actividad y cerrar así posibles vías de reapertura del hotel, confirmaron que la presencia ocasional de jardineros o personal de mantenimiento en el hotel, que cuenta con un servicio de vigilancia 24 horas, impiden acreditar que el hotel no tiene actividad. Para poder dar de baja la licencia del hotel, agentes de la Policía Local tienen que inspeccionar y acreditar dicha ausencia de actividad, algo que hasta ahora no ha sido posible.

Un contratiempo con el que se ha topado el Govern de la Nau, contrario a su reapertura, aunque con matices, pues el futuro del complejo divide a los socios. El alcalde, Joan Ribó, de Compromís, y María Oliver, concejala de Patrimonio y portavoz de Podemos, abogan por derribar este edificio construido en los años 70 en pleno desarrollismo y ahora fuera de ordenación y en zona de dominio público marítimo-terrestre. Por contra, la portavoz socialista Sandra Gómez siempre ha defendido reutilizar la infraestructura.

Luz verde del ministerio

Los dueños del hotel obtuvieron el año pasado la concesión para seguir explotando el hotel durante sesenta años por parte del Ministerio para la Transición Ecológica, con la socialista Teresa Ribera al frente.

Una decisión que ha supuesto un claro revés para el ayuntamiento de València, que en su momento informó en contra de dicha concesión aportando informes del servicio de la Devesa, que defiende el derribo de la construcción para completar la regeneración dunar del parque. La concejalía de Desarrollo Urbano, con el socialista Vicent Sarrià, también mostró sus reticencias, advirtiendo de que el hotel se encuentra fuera de ordenación y por tanto no es posible rehabilitarlo ni hacer obras de calado, como requeriría la puesta a punto del hotel.

Con la concesión en la mano, los propietarios del hotel han decidido traspasar el activo del hotel a una filial inmobiliaria con vistas a una posible venta. El ayuntamiento, tal como informó este diario, denegó hace unas semanas la transmisión de la concesión de las parcelas del hotel instada por Caixabank explicando que el suelo dejo de ser municipal en los años 70, cuando se vendió para hacer el hotel. Una maniobra que ha causado extrañeza en el Govern de la Nau, pero que se interpreta como un movimiento de los propietarios por reactivar el hotel.

La concejalía de Devesa Albufera, encabezada por Sergi Campillo, manifestó desde el cambio de gobierno en el Ayuntamiento de València su más firme oposición a la reapertura, ya que el complejo se asienta sobre una zona de gran valor ecológico donde sería más interesante apostar por la restauración ambiental de las dunas. Siempre ha defendido el edil de Compromís que todo lo que no fuera su clausura definitiva iría en contra de la normativa de protección del Parque Natural, cuya regeneración empieza a vislumbrarse.

Alegaciones desatendidas

Acció Ecologista Agró fue de los grupos que también presentaron alegaciones contra la concesión instada por Caixabank y BBVA, lamentando el «oscurantismo» del Gobierno central, al aprobar la concesión sin haber respondido tampoco a las alegaciones del colectivo.

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