El arquitecto restaurador de la Catedral de València, Salvador Vila, confía en que el incendio de la catedral de París, Notre Dame, sirva para remover conciencias y prestar más atención al patrimonio histórico, cuya recuperación, tras años de cierta bonanza con ayudas como las del plan nacional de catedrales, pasó a segundo plano como consecuencia de la crisis económica y los recortes. Vila tiene claro que en caso de incendio en la Cateddral la prioridad sería evacuar a las personas y para eso la catedral cuenta con un plan de emergencia propio y diferenciado para cada evento multitudinario, como informó este diario. No ocurre lo mismo con el edificio y el patrimonio mueble, el gran olvidado en la mayoría planes de evacuación de monumentos.
Vila asegura que en caso de un incendio la pieza quizas más valiosa que alberga la catedral es el Santo Cáliz, que debería ser lo primero a salvar. Sin embargo, «esto no está escrito, ni existe un protocolo para saber cómo actuar con el patrimonio histórico». «¿Qué tendríamos que sacar primero?», se pregunta Vila. Aunque la catedral dispone de lugares cercanos para poner a salvo el patrimonio en caso de emergencia, «no existe un depósito» regulado como tal.
En este sentido, Vila insta a las administraciones competentes a establecer un protocolo de intervención en los monumentos para hacer frente a emergencias como puede ser un incendio, una posibilidad remota, pero que puede darse de manera localizada en la Seo porque todavía quedan zonas construidas con madera, en concreto la Logia, cuyas vigas de madera son visibles desde la plaza de la Virgen.
La Logia renacentista de la Catedral lleva casi cuatro años pendiente de restauración y todavía no ha recibido el visto bueno de la Conselleria de Cultura.
