Silencio. Un rotundo y sonoro silencio fue la actitud que mantuvo ayer el abogado Jose María Corbín en su primera comparecencia pública desde que abandonara la cárcel el pasado martes. El letrado y cuñado de la exalcaldesa de València, Rita Barberá, ha permanecido veintisiete días encarcelado por su presunta participación en una trama de cobro de comisiones a cambio de actuar como «mediador» en varias áreas del Ayuntamiento de València. Por estos hechos, la Fiscalía Anticorrupción inició una investigación, bautizada por los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil como «operación Azud» en la que se investiga a Corbín por los presuntos delitos de cohecho, falsedad documental, blanqueo de capitales, contra la Hacienda Pública y tráfico de influencias. En esta misma causa también están investigadas las tres hijas de Corbín, así como la esposa y hermana de la exalcaldesa, Asunción Barberá Nolla, por su presunta colaboración en los hechos investigados.

Precisamente Corbín acudió ayer acompañada de una de sus hijas, Rita Corbín Barberá, que también es abogada, a la Ciudad de la Justicia para comparecer en el Juzgado de Instrucción 13, donde hizo entrega de su pasaporte en un trámite rápido que no superó los cinco minutos. Inmediatamente acudió a la Oficina de Presentaciones y Comparecencias Apud Acta, ubicada frente al Juzgado de Guardia, donde debe comparecer cada quince días, según ha estipulado la magistrada del Juzgado de Instrucción 13. Corbín y su hija fueron bombardeados a preguntas por los periodistas en el trayecto entre la puerta trasera de la Ciudad de la Justicia y el Juzgado de Guardia. Pero ni contestaron a las preguntas de cortesía sobre cómo se encontraban, ni mucho menos a las que los interpelaban directamente sobre el cobro de comisiones en el Ayuntamiento de València.

Corbín guarda silencio ante los periodistas y ante el juzgado. A pesar de quedar en libertad no ha solicitado declarar ante la jueza y el fiscal anticorrupción del caso Azud. Su estrategia es permanecer callado hasta conocer los indicios en su contra, que aún tardarán en conocerse, ya que no está previsto que se levante en breve el secreto del sumario.