El festival internacional de arquitectura Open House dio ayer el pistoletazo de salida con las visitas gratuitas a los 50 edificios más singulares de la ciudad, entre los que se incluyen desde monumentos medievales como la Lonja hasta ejemplos de arquitectura de vanguardia como el Ágora de Calatrava pasando por la icónica Finca Roja o el Espai Verd. Precisamente este conjunto residencial, que sobresale por su diseño geométrico y sus terrazas ajardinadas que destaca en el horizonte de Benimaclet, fue uno de los que se visitaron ayer, cuando también hubo recorridos por el barrio marinero del Cabanyal y la Marina de València, donde conviven la arquitectura modernista de los Tinglados o el Edificio del Reloj con los diseños efímeros de las bases deportivas de la Copa del América y el icono blanco del Veles e Vents de David Chipperfield.

El festival de arquitectura, con epicentro en la plaza del Ayuntamiento, donde se celebrarán actividades divulgativas y lúdicas, como talleres y eventos musicales, y en el que se ha instalado una casa modular y eficiente diseñada por el despacho de arquitectura valenciano Inhaus, llega a València tras haber pasado por Londres, Nueva York o Sidney.

El presidente del Colegio Territorial de Arquitectos, Mariano Bolant, uno de los promotores del certamen, fundado en Londres en 1992 por Open House Worldwide, explicó ayer, que el objetivo es mostrar la arquitectura a los valencianos tanto desde la perspectiva estética como social. «No todo son iconos» destacó el presidente de los arquitectos valencianos antes del inicio del recorrido en catamarán por la Marina de València, en el que los asistentes pudieron comprobar desde el mar la transformación de la fachada marítima.

Uno de los edificios «desconocidos» para muchos que se podrá ver hasta el domingo es la sede de Avapace, un edificio ubicado al final de Blasco Ibáñez, que pasa desapercibido pero que es un ejemplo de arquitectura integrada. Los usuarios «tienen la sensación de que están en la calle sin estarlo», explica Bolant, quien reconoce que no en todos los edificios en los que se ha solicitado permiso para entrar han tenido respuesta positiva. «Algunos se han negado», afirmó ayer Bolant, quien explicó que hasta el jueves se habían inscrito para las visitas más de 5.000 personas.

Este maratón de arquitectura acabará mañana domingo y permitirá ver las tripas de decenas de edificios que normalmente no es posible visitar. Entre ellos, destaca el Palau de les Arts, a cuya caja escénica (las bambalinas) se podrá acceder para comprobar la «tecnología brutal» que hay detrás de las óperas.

La torre de A Punt, la Tabacalera, la antigua fábrica y actual centro de Arte de Bombas Gens, San Miguel de los Reyes, la torre Ripalda, el Colegio Alemán, la Casa Hoffman o el grupo residencial Antonio Rueda son solo algunos de los edificios que se podrán visitar de manera gratuita. Los organizadores confían en atraer durante el fin de semana a más de 100.000 visitantes.

La Open House se celebrará en Valencia durante tres años seguidos y cuenta con el respaldo de las instituciones y de patrocinadores privados.

Open House Worldwide es la organización global que tutela la convocatoria de los distintos certámenes internacionales de Open House.

El arquitecto Javier Domínguez, otro de los organizadores del festival impulsado en València por la Asociación Europea del Paisaje, pretende que «los ciudadanos entiendan mejor la arquitectura de su ciudad. Hay principios fundamentales que todas nuestras ediciones deben respetar: la necesidad de fomentar el aprecio, la comprensión y el aprendizaje entre los ciudadanos de las ciudades, y en este caso los valores ocultos que tienen los edificios más representativos de Valencia».