Valencia despertó junta. "Tots a una veu, germans, vingau", reza el himno de la Comunitat Valenciana. Y esa comunión entre los valencianos cogía más músculo conforme amanecía el día de la Virgen de los Desamparados.

La noche no dejó de brillar, a plena luz de la luna, con esa nitidez que tiene, cada año, el segundo domingo de mayo que siempre se ofrece a la patrona.

A las tres de la madrugada, la Basílica abrió sus puertas para empezar la jornada y, hasta las cinco de la mañana, se cantaron canciones, poesías y vítores en honor a la Geperudeta. A falta de cinco minutos para la 'Missa de Descoberta', los feligreses ya reclamaban que el tapiz que cubría la Mare de Déu dels Desamparats se levantara, motivo por el que centenares de creyentes habían pasado la noche en vela caminando desde los pueblos hasta la capital.

Una hora antes de la 'Missa d'Infants', que presidió la Cruz de Lampedusa, la calle La Paz y San Vicente eran un reguero de gente camino de la plaza de la Virgen.

La imagen de la patrona salió de la Basílica a las 10. 32, entre pétalos y ovaciones en una plaza de la Virgen abarrotada para el traslado. La gente cumplió con su deseo de fe y tocó el manto de su patrona, una creencia que sigue marcando el destino de las personas a través de las emociones, tan intensas como efímeras.