La peregrinación a Vannes no fue el colofón a la actividad vicentina en el Año Jubilar. Siguiendo el dictado del calendario, todavía quedaba por celebrar la Fiesta de los Niños de la Calle San Vicente, la otra asociación que tiene su cita fuera del calendario posterior a la Semana Santa. Y se articula en torno a tres eventos principales. El domingo, el bautizo de un bebé (este año, un niño) en el Pouet de Sant Vicent, al que seguirá una comitiva para presentarlo a la Virgen de los Desamparados. Toda una sorpresa para quien transite por el centro de la ciudad el domingo a las siete de la tarde. El bebé tiene sus padrinos (Lucas García y Beatriz Sánchez) y su portadora (Cecilia Cobacho), así como las camareras (las falleras mayores de 2018, la ahora concejala Rocío Gil y Daniela Gómez).

La fiesta se prolonga en días laborables pero en horario vespertino. Así, el lunes a las ocho de la tarde es cuando tiene lugar la porcesión, que sale desde San Agustín y callejea por las vías del barrio hasta llegar a la calle San Vicente, en una de cuyas replazas se alza el altar, donde se izará la imagen.

El martes aún hay un concierto de banda de música en honor al patrón, al final del cual se produce, tal como hacen los altares «adultos», la «baixà del sant».