En el año 1979, hace exactamente cuarenta años, se celebraron las primeras elecciones municipales de la Democracia y en aquella primera corporación, en la que estaban UCD, PSOE y PCPV, también estaba representada, con un único concejal, la Unión Regional Valencianista (URV), un partido formado por el alcalde de entonces, Miguel Ramón Izquierdo, y el presidente de la Diputación Provincial, Ignacio Carrau, políticos considerados reformistas dentro del franquismo.

A partir de ahí, la derecha la encarnó siempre Alianza Popular, primero, y el Partido Popular después. Y nunca a la derecha de estas formaciones, lo que hoy se conoce como extrema derecha, había habido ningún partido con representación en el consistorio. Hasta este año, con la elección de dos concejales de la formación Vox, que ayer se dejaron ver por primera vez en el Ayuntamiento de València.

Su líder, José Gosálbez, y su segundo, Vicente Montañez, acudieron al encuentro con el alcalde, Joan Ribó, dentro de la ronda de contactos que ha organizado el representante de Compromís con todos los partidos de la corporación municipal.

Ribó no hizo declaraciones al término del encuentro, celebrado en el salón de la chimenea de la casa consistorial, pero sí las hizo Gosálbez, que calificó la cita de «amable y correcta».

«Ha sido una reunión de presentación, de conocernos para plantearle lo que van a ser estos cuatro años», dijo el líder de Vox, que anunció «una oposición constructiva para la ciudad de València». «Si alguna decisión del consistorio nos parece correcta la aplaudiremos y podemos compartirla, y si no nos parece lógica la combatiremos con toda contundencia», precisó.

Sin salirse ni un milímetro del papel institucional del encuentro, Gosálbez agradeció que Ribó les citara en esta primera ronda de contactos. Si con anterioridad le había reprochado que durante la campaña no hubiera contestado a sus cuatro peticiones de entrevista, la de ayer la consideró «una deferencia democrática muy correcta». «Vox está para colaborar en todo lo que sea necesario en la ciudad de València», dijo.

Es más, con anterioridad a la entrevista, recalcó su obligación de estar allí representando a sus votantes, independientemente de que otras formaciones como Ciudadanos la hubiera rechazado. «Nosotros vamos a dar la cara y no nos vamos a esconder», señaló contundente.

Según Gosálbez, en los apenas diez minutos que estuvo con Ribó no hablaron, ni tampoco quiso opinar, del «lío» que hay entre Compromís y sus socios socialistas para iniciar las negociaciones de Gobierno, como tampoco fue necesario decirle al alcalde que no lo van a votar en la investidura -«eso es evidente», dijo-. El líder derechista insistió en que era «una visita institucional y poco más».

Marcando distancia

Preguntado por el apoyo que la portavoz del PP, María José Català, le dará al equipo de gobierno de izquierdas en sus reivindicaciones al Gobierno central y autonómico, Gosálbez fue contundente: «Vox estará del lado de los valencianos y eso significa que si el ayuntamiento reclama algo positivo para la ciudad lo estaremos defendiendo con uñas y dientes, lo solicite el PP o quien sea».

Y eso fue todo. La próxima vez que Vox acudirá al consistorio a un acto oficial será seguramente el día 15, fecha en la que se formará la nueva corporación, una corporación que, en algún sentido, nos traslada 40 años atrás.