Los bañistas, paseantes y ciclistas que acudan a las playas de Las Arenas y de la Malva-rosa tendrán otra imagen del Puerto de València tras su megampliación norte más allá del año 2025. Así lo prevé la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), que estos días revisa la documentación presentada por el operador de infraestructuras Terminal Investment Limited (TIL) -controlado por la naviera MSC- para construir y gestionar la cuarta terminal de contenedores del recinto del Grao.
La línea del horizonte que se contemplará dentro de un lustro -si se cumplen los plazos previstos por la APV- aumentará muy por encima de la trazada actualmente por el dique de abrigo, de 3.404 metros de longitud y concluido en octubre de 2012. Tal como constata la simulación que ha trazado el arquitecto valenciano José Luis Camarero Gómez, desde Las Arenas y la Malva-rosa se observará una auténtica montaña de contenedores y más grúa gigantescas para la tareas de estiba y desestiba de mercancías en este nuevo terrenos ganado al mar, con calado de veinte metros y una superficie de 137 hectáreas.
Los cruceros que en la actualidad todavía pueden contemplarse en esta zona de la ampliación norte tampoco se verán en el futuro porque se irán a la nueva terminal que la Autoridad Portuaria proyecta, tras su remodelación, en las viejas instalación de Unión Naval València (del Grupo Boluda). El fotomontaje (imagen inferior) da idea de las consecuencias paisajísticas de la cuarta terminal de contenedores de Valenciaport.
El dique de abrigo de casi 3,5 kilómetros de longitud está formado por dos alineaciones, con distintas secciones en talud, vertical y mixta. Además, desde las citadas playas se puede observar un contradique de 1.090 metros formado por dos alineaciones.
Mientras tanto, l Instituto de Transporte y Territorio de la Universitat Politécnica de València (UPV) prepara un exhaustivo proyecto de investigación sobre el impacto que supondrá para la ciudad la ampliación del puerto con la nueva terminal de contenedores y que cambios habrá que acometer. Además de las repercusiones ambientales y socioeconómicas, la investigación determinará las necesidades en infraestructuras que supondrá la puesta en funcionamiento de la mencionada ampliación.
