Un tabal y una dolçaina encabezaban la procesión, que, seguida de miembros de la Fiesta de los niños de San Vicente, acababa con una partición de músicos que, durante todo el recorrido interpretaron pasodobles tan conocidos como «Xàbia». Curiosos, turistas y familias con carrito de bebé miraban curiosa la estampa que paseó hasta la Basílica de la Mare de Déu dels Desemparats.

Allí, una iglesia abarrotada esperaba la llegada del pequeño José Vicente que, ante la mirada de sus padres y sus padrinos de la cofradía, recibía las palabras santas y escuchaba el himno de la coronación de la Geperudeta entonado por las decenas de asistentes al acto religioso.