Los bañistas de la playa de l'Arbre del Gos, en el parque del Saler, se han visto sorprendidos por la presencia en la playa de los arqueólogos que se afanan en sacar del olvido el búnker defensivo de la Guerra Civil. La excavación arqueológica en el búnker del Saler (también conocido como «el Copón de Miaja») ha deparado ya interesantes sorpresas, como la notable dimensión de la torre, que alcanzaba seis metros de profundidad, y la aparición de un corredor que no figura en los planos oficiales que permitía conectar las dos galerías principales, que bajaban hasta ocho metros de profundidad y conectaban con el polvorín y la sala de máquinas de esta estructura defensiva de la Guerra Civil.

Los arqueólgos trabajan ahora en la limpieza y documentación del búnker, enterrado durante décadas por la arena de la playa, para determinar su estado de conservación y poder elaborar el proyecto de rehabilitación, tal como exige el Ministerio de Transición Ecológica para aceptar la cesión a largo plazo (75 años) del búnker, catalogado como Bien de Relevancia Local, que ha solicitado el Ayuntamiento de València para su recuperación y apertura al público.

Los trabajos se han centrado hasta ahora en vaciar la arena de la torre y documentar todos los elementos conservados que formaban parte del complejo, partiendo de los planos del proyecto conservados en el Archivo General Militar de Ávila. Los trabajos se adjudicaron el pasado 5 de octubre de 2018 a la empresa SEMAR Arqueología y arrancaron el pasado 27 de mayo. Esta intervención aporta nueva información sobre el búnker, de ubicación estratégica y con visión de toda la costa de València. En los corredores del búnker han aparecido varios grafitis, que abarcan el periodo de 1939 a 1943, dibujados a carboncillo y que representan figuras humanas, animales, un barco, un avión así como nombres de soldados.

Las concejalas de Cultura, Gloria Tello, y Pueblos, Consol Castillo, visitaron ayer el búnker. También el exconcejal y el portavoz del Grupo para la Memoria Histórica, Matías Alonso, quien explicó que quedan muchas interrogantes abiertas en relación a este búnker, construido por prisioneros franquistas, como saber si realmente se llegó a utilizar.

Gloria Tello explicó que el edificio «está, en gran medida, enterrado por la arena de la playa y hemos tenido que contratar una empresa de arqueología para quitar esa arena y hacer un estudio del estado de la construcción, para poder llevar a cabo el proyecto de rehabilitación».

Tras la limpieza y retirada de una montaña de arena del interior ha quedado a la vista la la torre completa que tiene una profundidad de 6 metros y un diámetro de 15 metros.

La torre, que albergó uno de los cañones navales del buque de guerra Jaume I que había quedado fuera de servicio, está construida de hormigón y hierro. En su interior se distinguen tres escalones interiores donde se asentaba la plataforma móvil que hacía girar el canón. También uno de los corredores descubiertos es accesible por una escalera de obra que luego da paso a otro corredor.

El búnker del Saler es una de las obras de ingeniería militar construidas para defender el frente marítimo de València de los ataques de los barcos franquistas y de la armada italiana y alemana.