El Cristo que, en su día, concedió San Juan de Ribera al actual barrio de Sagunt fue a parar a una morería. Por eso se le llama «de la Fe». Porque debía servir para inculcar la fe a los que dudaban en la conversión. Muchos siglos después constituye una de las advocaciones locales más veneradas en lo que se consideran «festes de barri». Ayer, y tras haber protagonizado un fervoroso besapies, habérsele cantado y bailado y haberse descubierto la imagen aprimera hora de la mañana, finalizaron los actos en su honor con la procesión general. En ella, la talla procesional recorrió el barrio de Saïdía con el arrope de la masa social de la fiesta, las comisiones de falla, las falleras mayores de València y sus cortes de honor, la Junta Central Vicentina y vecinos de todas las calles de la contornada. Siguiendo la costumbre, la imagen, a la que se venera en la iglesia de Santa Mónica, fue acompañada por las otras dos advocaciones parroquiales: la Virgen de los Desamparados y Nuestra Señora del Consuelo, haciendo estación en Trinitarias y Hermanitas. Con esta procesión finalizan las fiestas «de barri» a la espera de que el relevo lo coja, ya en verano, una nueva tanda de celebraciones, como la del Beato Gaspar Bono, el Carmen o las que se celebrarán en las pedanías.