«Porque así lo manda la ley». Fue el latiguillo que escogieron los concejales de Compromís durante la promesa de los cargos. Algo que suena a «lo hacemos porque nos lo mandan». Pero ¿se referían a la Constitución, al Rey, al Estatuto de Autonomía o a todos? Explicaban después que es un juramento «republicano». Que va con el tema del rey y lealtad prometida pero que, a la vez, no queda un texto tan agresivo como se han visto en otras instituciones.

Tan sólo Joan Ribó omitió esta obediencia mal disimulada. Pero es que el futuro alcalde lo hizo en plan autómata. Tanto, que prometió «el càrrec de regidor/regidora». Textual.

Galiana y los «locos»

Los cargos electos de la coalición nacionalista fueron los únicos que añadieron a su promesa institucional otra de carácter extraordinaria. El que se llevó la palma fue Carlos Galiana, que anunció que se compromete «a trabajar por la gente de la que ninguno espera nada, porque es la gente que hace cosas que ninguno no puede imaginar. Porque están tan locos como para creer que pueden cambiar el mundo. Y son los que lo harán».

Bajo esa línea, por ejemplo, Sergi Campillo se compromete a «impulsar una administración pública cercana y actuar con transparencia y honestidad». Luisa Notario, «a defender los valores de la diversidad y la libertad de ser y amar»; Pere Fuset, a «trabajar por la defensa de las libertades, la justicia y la diversidad»; Alejandro Ramón, a «trabajar por la felicidad y bienestar de los vecinos de València y sus pueblos»; Gloria Tello, a «asumir la voz del pueblo y mejorar el bienestar de las personas y animales con los que compartimos ciudad»; y Giuseppe Grezzi, que llegó en bici y haciendo ostentación de «senyera blava», a «hacer de València una ciudad más amable, saludable e inclusiva»

La promesa de Joan Ribó, en ese sentido, fue «que todos los valencianos y valencianas disfruten de todos los derechos humanos».

Otra particularidad fue que Rocío Gil, la número 2, fue la única de Ciudadanos que juró. «Es que para mi es un compromiso mayor. ¿Qué hay de malo en jurar? Y si yo juro, es porque lo voy a hacer». PP y Vox juraron unánimemente, aunque los segundos lo hicieron «por España», mientras que el PSOE apeló a la promesa.

Acompañando a los nuevos ediles, estuvieron las primeras autoridades de la Comunitat, empezando por el presidente Ximo Puig y el presidente de las Corts, Enric Morera. También estuvieron varios concejales que no repetirán, como Vicent Sarrià, Consol Castillo o Pilar Soriano.

El pleno de constitución es un acto blanco, como blanco fue la indumentaria de buena parte de las ediles, fuera del color (político), que fuera. Blanco el de Sandra Gómez, Gloria Tello, Pilar Bernabé, María José Català y casi todas las ediles del PP.

Y si hablamos de nombres hay que decir que los carnets de identidad no se siguen al pie de la letra. El popular Mundina sí que fue llamado como «Carlos Luis»; Rocío Gil, como «María del Rocío», pero Fuset no fue como «Pere Sixte», sino Pere a secas.

No hay rencor alguno: María José Català recordó con cariño en su discurso al «edil nonnato» Enric Esteve. El presidente de Lo Rat Penat estuvo además presente en el acto. Al acabar, los populares acudieron a la Virgen para pedirle que les ayude en su cometido. Català subió incluso al camarín.

Todos estos detalles de la investidura, por cierto, no pudieron seguirse en directo por À Punt, que dio avances de 15 minutos y siguió con su programación habitual de los sábados.