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De la festa la vespra

La Cabalgata del Convit cumple 503 años

La Cabalgata del Convit cumple 503 años

La Cabalgata del Convit, anunciadora y pregonera de la «festa grossa de la Ciutat», comenzó a celebrarse por disposición municipal en 1516. Originariamente, tenía efecto en la tarde del miércoles víspera de la jornada de Corpus, jueves siguiente al primer domingo de Pentecostés. En 1667, una Real Orden de Carlos II trasladó la Cabalgata de la tarde del miércoles al jueves por la mañana, porque el acto terminaba tarde, ya de noche, y se cometía muchos excesos y gamberradas en ella. El rigor real acabó también con el gran festejo popular de Corpus, los toros.

De cómo era antes, al menos en 1801, una crónica periodística explica: «Va el Misterio de San Cristoval, representando uno al Santo, con el Niño, y otro que lleva una palma,? con dos ermitaños. Un niño con corona y manto azul, es símbolo de la Virgen con su hijo, sobre una asnilla que guía un Angel, y acompaña un viejo venerable que alude a San Joseph; y los labradores acuerdan lo del trigo, que granó por instantes, pasando al sembrarlo esta familia sacra huyendo para Egipto. Al Rey Herodes acompañan los de su corte, las Didas o Madres de los inocentes degollados, y los Ministros suyos con cuchillos de madera, a quienes apellidan la Degolla».

La comparsa de la Degolla en ocasiones rayaba el incivismo y gamberrismo por lo que de 1868 a 1874 el gobierno republicano suprimió, cargándose de paso los Misteris por su intolerancia a lo religioso. La sustituyó por un desfile de piquetes de la milicia nacional. Además, la Roca dedicada a València, con la figura de la Matrona, fue transformada en carroza triunfal homenaje a la República. A la escultura le pusieron un gorro frigio y una bandera tricolor.

Abre la Cabalgata la Policía Municipal montada a caballo con uniforme de gala, seguida por Les Banderoles, dos reyes de armas, luciendo cotas de seda, gorgueras blancas y coronas doradas, quienes portan los guiones del blasón de la ciudad y, tras éstos, Els Nanos, tres parejas de cabezudos que bailan a los sones y ritmo de tabalet y dolçaina.

Sigue el Capellà de les Roques, hoy representado por el poeta Donís Martín, pero antiguamente era un sacerdote, funcionario municipal y Capellán de la Casa de la Ciudad. Va montado en un caballo que porta una gualdrapa de terciopelo negro con los escudos de la ciudad bordados en plata. Este de trecho en trecho, en valenciano, proclama la «crida», el bando invitando a la fiesta y especialmente a la procesión.

A continuación, van las Danzas, todas ellas acompañadas de tabal i dolçaina, La Moma i els momos, Els Cavallets, La Mangrana, Els Arquets, Els Pastorets, Vetes de Sueca, Guerrera de Titaguas, els Llauradorets i els Turcs. En fila, y acompañados por tabal i dolçaina, que interpretan la Xàquera vella. Cuatro parejas de gigantes, españoles, turcos, gitanos y negros representan Europa, Asia, África y América significando que todos los pueblos del mundo rinden adoración a Dios en la Eucaristía.

Siguen los personajes de los Misteris de Sant Cristòfol i els Peregrins, Adam i Eva, entre ellos Dios Padre. Es curioso que aquí desde siempre nos hemos atrevido a representar a Dios Padre a pie entre los humanos, con sus Tablas de la Ley en mano. Continúa el Misteri del Rei Herodes, llamado también del Portalet o de la Degolla. Los componentes del Misteri son los siguientes: el Rey Melchor, el Rey Gaspar, el Rey Baltasar, el Rey Herodes, la Mare de Déu de la Burreta, San José, ?

La famosa Degolla, -algo estrambótico que no le pega ni en cola al conjunto de la cabalgata, Fernanda Zabala diría que tiene un «aire naif, proclive al brochazo caricaturesco»- al son de tabalet i dolçaina, quiere representar la guardia de Herodes cumpliendo su misión de matar a los niños inocentes, con su pintoresco aspecto (antifaz negro, corona de pampols, saco de arpillera a modo de sayón y maquillaje de «guerra» con siniestros adornos), provistos de armamento (un bastón o carchot de plástico -antiguamente de pergamino- y macuto lleno de caramelos) dando bastonazos a la gente y repartiendo caramelos. A su paso por Cabillers y Avellanas les lanzan cubos de agua. Finalmente, cierra la comitiva los Timbaleros de la Ciudad, los Heraldos y la Real Senyera.

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