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Proyecto paralizado

El catamarán millonario que donó Bertarelli sigue "tirado" 10 años después

El deterioro avanza en el Alinghi, arrumbado sin uso en un solar de la Marina - El ayuntamiento ha rechazado varias ofertas de compra

El catamarán del Alinghi que fue donado por Bertarelli en un aparcamiento de la Marina. miguel ángel montesinos

El catamarán que el magnate suizo Ernesto Bertarelli donó a la ciudad en 2009 en agradecimiento por su apoyo a la Copa del América está abandonado y sin uso desde hace una década en un aparcamiento de la Marina de València. El ayuntamiento sigue sin planes concretos para este barco, el Alinghi, considerado un «fórmula 1 del mar» y de coste millonario (los expertos consultados calculan que nuevo podría rondar los 20 millones de euros).

Tras descartarse la opción de exhibir el barco en la terminal de cruceros proyectada en la ampliación norte (que ahora se hará en los muelles de Unión Naval, mas cerca de la ciudad) el futuro del barco, de grandes dimensiones, es incierto. La última propuesta del Consorcio València 2007 al ayuntamiento fue ubicarlo en la rotonda del Poblado Naútico, si bien el proyecto está «bastante parado», como apuntan fuentes del citado organismo que gestiona la Marina de València.

El ayuntamiento barajó en su día ubicar el catamarán en el paseo de Neptuno, si bien la idea decayó por la falta de espacio. El barco tiene unas dimensiones considerables, de 35 por 35 metros, y no puede ubicarse en cualquier sitio. Incluso guardarlo en dique seco es un problema, de ahí que el Consorcio tuviera que ubicarlo en la explanada, vallada, de la marina sur que se utiliza como zona de almacenamiento y aparcamiento.

El nuevo ayuntamiento no tiene ningún plan concreto para el barco, que, según ha sabido este diario ha tenido varias ofertas de compra y cesión. El catamarán podría volver a navegar e incluso competir. Hace unos años se recibieron dos ofertas de entre 200.000 y 300.000 euros para quedarse con el barco. Los interesados eran dos extranjeros, aficionados a la náutica, que «tenían el capricho» de poder navegar en uno de los barcos de la Copa del América. Las ofertas fueron rechazadas, como también la cesión al Museo Naval de Cádiz. Los responsables del museo gaditano pensaron que el barco de la Copa del América podría ser un buen reclamo turístico y plantearon una cesión gratuita a la ciudad, que también fue rechazada.

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