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Proyecto

La restauración de la histórica Alquería del Moro entra en su recta final

El Bien de Interés Cultural de Benicalap encara los últimos trabajos de una complicada rehabilitación

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Así es ahora l'Alqueria del Moro

La alquería del Moro, uno de los mayores tesoros del patrimonio rural valenciano, se encuentra en su última fase de una compleja restauración que devolverá a su esplendor este edificio declarado como Bien de Interés Cultural desde el año 2004. En realidad la actuación se está desarrollando en la denominada «Casa del Senyor», el edificio principal y más antiguo del conjunto de alquerías ubicadas junto al Parc de Benicalap, en la Ciutat Fallera.

El resto de inmuebles todavía no son propiedad del consistorio, ni tampoco el huerto que formaba parte del conjunto. Sin embargo, está previsto que el Ayuntamiento de València dé pasos significativos durante este mandato para adquirir los terrenos que están aún en manos privadas. Hay que recordar que en agosto del año pasado se produjo un desplome en las viviendas privadas de la Alquería del Moro, donde se ha actuado de urgencia para salvar algunos de sus muros.

Los trabajos de rehabilitación comenzaron el verano pasado y según los cálculos de los técnicos municipales está previsto que aún se prolonguen un par de meses más. El presupuesto de la actuación es de cerca de un millón y medio de euros y el plazo de ejecución previsto era de 12 meses. La estructura está ya completamente recuperada y los trabajos se centran en los detalles, como los pavimentos o la decoraciones de algunas de las salas.

El conjunto de la alquería del Moro es uno de las más relevantes de la ciudad. La Casa del Senyor, donde se está actuando, es un edificio residencial compendio de la arquitectura señorial y rural de la huerta valenciana de los siglos XIV, XVI y XVIII.

Una vez rehabilitado, el inmueble acogerá el futuro Consell Rector de l'Horta, organismo que velará por la protección de la huerta. El edificio estuvo habitado hasta a década de los 70 del siglo pasado, aunque ha tenido un gran número de diferentes propietarios a lo largo de su historia. Durante este tiempo, ha sufrido grandes transformaciones, de ahí que ha sido especialmente complicada la rehabilitación, para poner en valor cada elemento importante de las diferentes épocas.

De hecho, en época tardogótica se convirtió en un edificio señorial con salones y una capilla privada y más tarde, en el siglo XVIII, estos espacios se adaptaron a los usos del campo y una de las habitaciones se transformó en una cámara para criar gusanos de seda, cuyas camas de caña están recuperando los técnicos municipales.

El proyecto de rehabilitación contempla una zona de recepción en el exterior, junto a una higuera protegida, y respetará todos los elementos originales, incluyendo los azulejos, cenefas e inscripciones halladas en las paredes.

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