? José de Lamo no tenía pensado entrar en política, hasta que le llamó al vicepresidenta Mónica Oltra. Él estaba en Madrid, organizando las actividades previstas en la capital como secretario de organización de la Federación Estatal Lgtbi (tras ocupar varios cargos de responsabilidad en Lambda). Y allí, en la calle Recoletos, con las carrozas a punto de iniciar el recorrido, a José De Lamo se le corto la respiración. «Mónica Oltra quería contra conmigo en el gobierno y no podía negarme porque eso significa ba mayor implicación y estar presente en el espacio de organización, el que permite cambiar las cosas y mejorar la vida de las personas. Haber sido activista te permite la ventaja de poder entender lo que te piden», explica. Además, asegura que es un «error pensar que por haber conseguido muchas cosas ya hay suficiente. Cuando yo salí del armario había una necesidad del colectivo de socialización. Hoy en día la sociedad es más abierta pero la amenaza de la extrema derecha puede ser un revulsivo de lucha porque hay un riesgo real». Además, De Lamo también reconoce que una vez en el otro lado, en el lado del Gobierno, las cosas son diferentes. «Como activista no eres consciente de los límites que impone la Administración. Una de las cosas que más me ha llamado la atención en política es la respuesta de 'eso no lo hemos hecho nunca'. Pero se hace. No pedimos imposibles y hay que buscar soluciones para cumplir los objetivos».