Dicen que aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla. Pero aquellos que lucharon contra viento y marea por defender su libertad sexual, aún cuando ni siquiera contaban con el apoyo de sindicatos, partidos políticos o de la ciudadanía en general, no están dispuestos a dar ahora «ni un paso atrás». El Orgullo Lgtbi es la celebración de esos logros obtenidos. Y ayer, durante la manifestación iniciada en la Porta del Mar (y finalizada en la plaza del Ayuntamiento) era de esperar carrozas llenas hasta los topes de hombres, mujeres y personas que prefieren no encasillarse en un único género disfrutando del poder de mostrar su identidad sexual sin reservas. De personas que bailaban, se abrazaban y se besaban sin sentirse en la obligación de ocultar gesto alguno por miedo a una agresión o un mala mirada de quien incita al odio. Y es que las calles del centro de la ciudad se encontraban repletas de personas que acudían con la diversidad del color en sus banderas (o sin ellas) para demostrar su apoyo.

El calor sofocante aún a las siete de la tarde no impidió las coreografías a golpe de Beyoncé en las carrozas, ni la fuerza percusionista de las batukadas durante el camino. Para refrescarles ya había personas tras ellos con pulverizadores de agua.

Las canciones de Cher, Mónica Naranjo, Camela, Fangoria, los Village People o La Casa Azul (Revolución sexual) que se podían escuchar desde las carrozas animaba a las decenas de miles de personas que acudieron a manifestar su deseo de recordar «los avances logrados» («fundamentales para profundizar en la democracia»), de quien «decidió dar un paso y enfrentarse a todo un sistema que persiguió a quien era diferente». Pero también de hacer historia ahora, en 2019, de «no dar un paso atrás» y «hacer futuro» tras la llegada de la extrema derecha a las instituciones «gracias a la mano tendida por los partidos conservadores mayoritarios», lo cual «ha comenzado a ser un peligro real para los valores y los derechos fundamentales, pero también para los valores de la diversidad sexual, de género y familiar», evidenciaron ayer durante la lectura del manifiesto frente al Ayuntamiento de València que ahora acoge en su hemiciclo a representantes de la extrema derecha.

José, coordinador del grupo de mayores de Lambda, decía ayer no tenerles miedo porque «la extrema derecha siempre ha estado ahí». Lo estuvo cuando él empezó a manifestarse, y cuando empezaron las movilizaciones hace ahora 40 años en València.

Y en ese ambiente de celebración, fueron muchos los que portaban pancartas para reivindicar que «las familias deben estar unidas», que los padres y las madres de los miembros del colectivo Lgtbi están «orgullosos» de ellos. Porque sus derechos «no son privilegios» y porque, igual que «sin Smint no hay beso», «con Vox tampoco», pues «solo el amor vence al odio».

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Manifestación del Orgullo Lgtbi en València

También a la manifestación acudieron las que quizás son las caras menos visibles del colectivo Lgtbi, como los que defendieron estar «orgullosos de ser asexuales» y también aquellos que son condenados en sus países por visibilizar quiénes son, o simplemente por intuirse. Exigían y clamaban «derecho al asilo ya» también para «hacer futuro», denunciando «la injusta situación en la que se encuentra» el colectivo «en muchos lugares del mundo». Algunos incluso portaban pancartas con la cara de Vladimir Putin impresa en la bandera multicolor.

No quisieron olvidar que este año se cumplen los 50 años de la mítica Revuelta de Stonewall en Nueva York. Pero tampoco dejar que se olvidase el asesinato de uno de los predecesores de esta lucha, el de Fernando Lumbreras, primer presidente de Lambda. «Queremos que esta mani sea un poco especial y que permita honrar su memoria como una de las primeras personas visibles en un momento en donde muy pocas se atrevían a serlo», reivindicó María Jarga, secretaria de organización de Lambda.

Apoyo institucional

Y entre las caras visibles de la política, destacó el alcalde de València, Joan Ribó, en la cabecera de una manifestación que definió como una «fiesta» con la que celebrar que España tiene «unas leyes de las mejores del mundo». No obstante, subrayó que hay que «seguir defendiendo los derechos de todas las personas Lgtbi porque hay sectores de la sociedad que continúan no aceptándolos y queriendo que volvamos al pasado». Chocó, no obstante, que la portavoz socialista, Sandra Gómez, no se dejase ver junto a Ribó tras la pancarta de Lambda y prefiriese permanecer junto al autobús de la formación. Gómez hizo hincapié en que la capital del Túria «vuelve a demostrar que es una ciudad alegre, abierta, diversa e inclusiva, frente a ese modelo que quería imponerse de una València rancia, cerrada y excluyente». «Ha triunfado la libertad», dijo.

En la misma línea se pronunció la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, que puso en valor la aprobación de la ley trans y la ley de igualdad Lgtbi en la pasada legislatura, al tiempo que aseguró que «queda mucho camino para que la igualdad sea de verdad». Defendido, por ello, la importancia de que «no gobiernen aquellos que quieren devolver a la gente al armario».

También el síndic de Ciudadanos en las Corts, Toni Cantó, acompañado de la concejala Rocío Gil, se situó al frente de la manifestación. Motivo por el que fue increpado por quienes se sentían «insultados» tras los últimos pactos de la formación con la extrema derecha. Cantó hizo caso omiso a las quejas y quiso defender que, aunque se haya «avanzado muchísimo», queda aún «mucho por hacer».