La presentación de las nuevas equipaciones del Valencia CF, que tuvo lugar el pasado miércoles en El Centro Arqueológico de l'Almoina ha generado un intenso debate en redes sociales por el hecho de que los futbolistas aparecieran, con botas de fútbol, subidos a los muros y sobre las losas del recinto, un espacio que el público tiene prohibido pisar, pues solo se accede mediante unas pasarelas.
A las voces críticas se han sumado arqueólogos valencianos y de otras provincias de España. Entre ellos está Albert Ribera, que dirigió las excavaciones entre 1990 y 2002 y que fue director del recinto de 2008 a 2014 y luego de 2017 hasta su prejubilación en enero de este mismo año. Él, que se autodeclara como buen aficionado valencianista, indica que «está bien que se usen los elementos patrimoniales de la ciudad para vincularlos con referentes como los equipos de fútbol», pero incidía en que «hay maneras mejores de hacerlo que poner a personas encima de los muros y otros restos patrimoniales para hacer una promoción». Ribera asegura que, en caso de haber sido él todavía el director del recinto habría dado el permiso pero «hubiera restringido mucho que la gente fuera por ahí. Habría acotado zonas, pero vi que ahí pisaban por todos lados».
Preguntadas por este periódico, fuentes del ayuntamiento de València indicaban ayer que «el club y la firma alemana (Puma) tenían permiso del arqueólogo municipal para hacerlo, ya que en esta parte del museo no se conservan restos arqueológicos municipales sino una reconstrucción». A lo que añaden que «nadie se saltó las normas». No obstante, Ribera asevera que «decir que ahí no hay elementos originales es una gran mentira y una gran barbaridad». Él añade que parte del pavimento que pisan los futbolistas «es original». Y que uno de ellos está, precisamente «sobre la gran bañera que es original romana y que tiene más de 2.000 años». También asevera que en las fotografías se podían ver a «tres futbolistas sobre o pegados a elementos originales que no se deberían tocar para nada».
Él va más allá y dice que «el problema es la gestión del patrimonio cultural en València». Y valora que «estas termas son un referente mundial por su antiguedad y su buen estado de conservación».
Estas palabras las suscribe el arqueólogo alicantino y profesor en la Universidad de Murcia, Héctor Uroz. Él asevera que «cualquier arqueólogo te dirá que los muros no se pisan, incluso en el proceso de la excavación, no lo piso ni yo». «Subirse a l'Almoina con botas de fútbol compromete la conservación. «Es una mala práctica y es, además, muy nocivo por lo que significa y por el mal ejemplo que se da porque normaliza una mala práctica por parte de un altavoz gigantesco que es el Valencia CF y puede generar un efecto llamada», critica Uroz. También lamenta esta forma de actuar porque para él «es una ocasión perdida porque la idea de relacionar un club de la ciudad con su historia era buena, pero no cómo se llevó a cabo».
En esa misma línea se expresaba en su cuenta de Twitter «Antigua Roma al Día», el arqueólogo madrileño Néstor Marqués. Él valoraba que usar este espacio como campaña de publicidad de un club como el Valencia CF «podría hacer que más gente lo conociera y se interesara por ello», aunque matizaba que «para ello deberían haberlo nombrado expresamente». Pero añadía que «lo que no me parece lógico es que los jugadores aparezcan subidos sobre los muros romanos, no porque los vayan a dañar, sino por el mal ejemplo que dan a la sociedad haciendo ver que cuando alguien vaya a ver «ruinas» está bien subirse a los muros para hacerse fotos».
Marqués agrega que «esa misma foto se podría haber hecho de otra manera mucho más digna y positiva tanto para el Valencia CF como para los restos arqueológicos de l'Almoina».
