Compromís y el Partido Socialista acercaron ayer posturas para gobernar juntos la nueva legislatura. Ambas formaciones negociaron durante todo el día de ayer y al cierre de la edición todo parecía indicar que habría acuerdo para ir de la mano los próximos cuatro años. Sobre la mesa estuvo la posibilidad de crear dos vicealcaldías, una para cada formación, pero los socialistas, que reclaman este puesto para su portavoz, Sandra Gómez, en principio no la aceptaron, así que el debate se centró en el reparto de concejalías y en formas alternativas de dar visibilidad a los líderes de ambos partidos en pie de igualdad, extremo en el que se concentraron muchas de las dificultades.

Desde luego, ayer fue el día de reconducir la situación. Después de innumerables reuniones cerradas en fracaso y ocho días sin sentarse a negociar, ayer, apenas un día antes de que la Junta de Gobierno tuviera que aprobar las bases que luego irán al pleno de organización del día 17, la dos formaciones de izquierda sintieron la obligación de volver a la mesa negociadora, y a juzgar por el tiempo que estuvieron en la misma, algo cambió.

A las diez de la mañana los representantes de Compromís y del Partido Socialista entraron en la sala de la Junta de Gobierno, en el ayuntamiento. Y las conversaciones se prolongaron todo el día, en contacto permanente con sus líderes, Joan Ribó y Sandra Gómez, que a su vez reunían a sus equipos para ir aceptando o no las propuestas que se ponían sobre la mesa.

Una de la primeras, realizada por Compromís, fue la de crear dos vicealcaldías, la primera para el Partido Socialista y la segunda para ellos. Era una forma de satisfacer la petición principal de los socialistas, que era tener una vicealcaldía para Sandra Gómez, pero ésta no aceptó, ya que esa doble representación no le daría la visibilidad que a su juicio debe tener el partido que sustenta el gobierno y que en cierta medida ha hecho, con su crecimiento de dos concejales, que la izquierda siga en el gobierno municipal.

El asunto entonces se centró en el reparto de las concejalías, que era un elemento más fácil a priori. Se barajó la posibilidad de compensar la ausencia de la vicealcaldía con la creación de una gran área que dirigiría el Partido Socialista, concretamente Sandra Gómez.

Delegaciones principales

El movimiento de «carteras» en cualquier caso, no parecía que fuera intenso. En el aire estaba la de Servicios Sociales, dejada por la concejala de Compromís, ya ausente, Consol Castillo, pero la opción que se barajaba es que ese puesto lo ocupara su compañera Isabel Lozano, que hasta ahora se había encargado de las políticas de Igualdad.

Otra vacante a medias estaba en Cultura tras la incorporación de la concejala Glòria Tello a la Diputación de València. Además, la parte de Acción Cultural que llevaba la portavoz de València en Comú, María Oliver, podría unirse a la primera y formar una gran área que podría recaer en el Partido Socialista.

De todas formas, las dos grandes incógnitas estaban en Fiestas y Movilidad, ambas de Compromís y susceptibles de pasar al otro lado del equipo de gobierno. Movilidad podría integrarse en una gran área junto con Urbanismo, una vez descartado que se uniera a Protección Ciudadana. Y fiestas es un asunto que nadie ha ocultado su deseo de gestionar. Aquí podrían estar las compensaciones en caso de que finalmente no hubiera vicealcaldía.