El alcalde, Joan Ribó, desveló ayer que una de las sesenta medidas incluidas en el acuerdo programático del nuevo gobierno municipal de coalición formado por Compromís y PSPV será la tasa turística, un gravamen que defendieron en la pasada legislatura Podemos y Compromís, pero que no salió adelante por falta de consenso y presiones del sector. El Govern del Rialto, que así se llamará a partir de ahora, presentará hoy en el teatro del mismo nombre su hoja de ruta con este punto, del que el alcalde de Compromís se definió ayer como «ferviente defensor» de la tasa turística, insistió en que es una medida «clave» para aliviar los costes en materia de seguridad y limpieza que implica el turismo. Una tasa autonómica que, según dijo el alcalde , deben tener libertad los ayuntamiento para aplicar. La tasa en fundamental para mantener los servicios públicos y para tener una ciudad «más agradable» tanto para los valencianos como para los turistas.

Así lo explicó Ribo al término de la reunión que mantuvo con el vicepresidente del Consell y conseller de Vivienda, Rubén Martínez Dalmau, quien ayer dio respaldo a la medida. Dalmau hizo así frente común con Ribó en defensa del gravamen al turismo. «No es una competencia directa de la Conselleria de Vivienda ni de la vicepresidencia pero daremos apoyo al alcalde en una tasa finalista que sirva para mejorar las condiciones del turismo y la transición ecológica».

Una tasa que el grupo municipal del PSPV defiende pero con matices, que ahora tendrán que negociar con Compromís. La actual vicealcaldesa, Sandra Gómez, apostó por fijar un euro por pernoctación y destinar los beneficios no a costear los servicios municipales como propone Ribó sino a la financiación de los monumentos falleros y los artistas. Una medida que podría redundar en una reducción de actividades lucrativas de las comisiones destinadas a cubrir los gastos de la fiesta como las verbenas que acarrean botellón, suciedad, molestias y destrozos del patrimonio.

Con María Oliver de asesora

Tras la visita protocolaria al alcalde, el conseller de Vivienda y Arquitectura Bioclimática, que ha fichado como asesora a la ex concejal de Vivienda del Ayuntamiento de València, María Oliver, aseguró que en València debe hacerse efectivo el derecho a una vivienda digna y puso como referente el modelo de viviendas públicas de alquiler de Berlín y de París. Uno de los temas que se pusieron sobre la mesa en el encuentro de Dalmau y Ribó fue precisamente la burbuja del alquiler.

Ambos hablaron igualmente del plan de ayudas a la rehabilitación (ARRU) del Cabanyal. Un barrio que, dijo Dalmau, debe ser escaparate y puerta de València por el mar. Aseguró que en la próxima legislatura se llevarán adelante las propuestas de regeneración del barrio. Unas medidas sociales y urbanísticas que no terminan de llegar al Cabanyal, pese a los anuncios y promesas. Cientos de viviendas municipales esperan desde hace años a su rehabilitación. La sociedad plan Cabanyal también espera desde hace meses a la firma del nuevo convenio que regulará la nueva tanda de ayudas para áreas de rehabilitación urbana (ARRU) en el barrio.

Contra la burbuja del alquiler

Ribó manifestó ayer su preocupación por la burbuja del alquiler, que se empezó a ver a mediados de la pasada legislatura, y contra la cual anunció medidas. El alcalde aseguró que hay varios motivos y señaló a los fondos de inversión que especulan con los alquileres. Los precios de los pisos hacen inasequible para muchos la compra por lo que el alquiler se ha disparado, dijo el alcalde, quien admitió que Valencia no dispone de un parque público de viviendas de alquiler. «Queremos tenerlas, públicas o privadas, pero a precios asequibles lo antes posible». El alcalde apuntó que el problema de la falta de viviendas y «emergencia habitacional» no es único de València.