El Certamen Internacional de Bandas Ciutat de València acabó convirtiéndose no ya en un duelo comarcal, sino casi vecinal. De una a otra orilla del río, el Xúquer. Y, finalmente, por apenas siete puntos de diferencia, la balanza se decantó a favor de la Societat Unió MusiCal d'Alberic por delante de la Lira Castellonenca. Las camisetas de color burdeos celebraron ruidosamente el triunfo después de un periplo especial: llegaron a València, tocaron, volvieron a casa y regresaron para presenciar la actuación tanto de la Primitiva de Lliria, que actuó fuera de concurso, como la Municipal de València, en calidad de anfitriona. Pero llegaba el momento de contener la respiración y el triunfo se fue a Alberic, recorriendo el mismo camino que hace dos años.

Daniel Ferrero, un verdadero «one club man» (la dirige desde 2005) fue el director de la asociación que ha tomado la costumbre de venir cada dos años. «Siempre hemos conseguido buenos premios. Pero estamos contentísimos. Ganar las dos últimas ediciones que hemos participado... no sé si somos los únicos». Pero lo que más destacaba era «el ambiente musical y social que se ha hecho alrededor de la banda, que es lo primero. Antes que competir, hacer música». Y ya puestos en la competición, «no sólo por ganar cuando tienes enfrente a una entidad muy reconocida, sino conseguir una puntuación muy alta, que es el reflejo de que el trabajo que hemos hecho es muy buena».

El certamen tenía un indudable componente de rivalidad. Demasiado cerca una de otra. El año pasado compitieron Cullera y Torrent. Aquí, casi se escuchan las corcheas de uno a otro pueblo. «Hemos sido muy prudentes, sin picarnos». De hecho, había una premisa general de llegar, tocar y nada más. Y celebrarlo bien si se ganaba. Los gritos se escuchaban por todo el Palau de les Arts, escenario improvisado tras los problemas del Palau de la Música.

El presidente, Enrique Alonso destacaba que «hemos trabajado con mucha humildad. Esto era imprevisible hace unos años y desde que hemos regresado en 2004 no hemos dejado de tener buenos premios. Que son obra de todos: los músicos, los directivos, los socios...». La banda la comparaba «con una pyme sin ser una pyme». Entre músicos, socios, jóvenes, familiares... más de mil. El diez por ciento de la población».

«Es un esfuerzo enorme, humano y económico, que sólo puede y debe llenar la satisfacción personal. Nada más. Hemos venido a tocar. La otra banda no es un rival: es un amigo que también toca». El Certamen se volvió a quedar en un mano a mano. Sólo dos bandas. «Al final, uno va cuando puede, no cuando quiere».