Los vertidos fecales sobre las playas de València se han convertido en uno de los grandes misterios sin resolver del verano. La sensación de que «la playa está sucia» ha sido un lastre para la fachada litoral, especialmente al entremezclarse esta aparición de suciedad con la que han sufrido otras playas (Patacona y Port Saplaya), lo que ha propiciado una verdadera ceremonia de la confusión. Poco a poco ha vuelto la normalidad a la espera de que no vuelva a suceder. De hecho, ayer estaban llenas desde la Malva-rosa a las Arenas.

Pero la portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de València, María José Català, ha puesto el ojo en un informe del Servicio Integral del Agua en el que, a finales del pasado año, muy lejos todavía de la temporada de baño, denunciaba no sólo la falta de mantenimiento del servicio de saneamiento de la ciudad, sino factores que inciden especialmente en el vertido de sustancias fecales a través de canales no lógicos. Razones por las que ahora pide explicaciones al alcalde Joan Ribó, para que aclare «si existe una posible relación entre la falta de inversiones para el mantenimiento del alcantarillado municipal y los vertidos que han provocado el cierre de las playas». Sobre todo, porque apunta a que la aprobación de una modificación presupuestaria para el mantenimiento del Colector Norte se produce «el 28 de junio, después de que ya se hubieran producido dos cierres de playas como consecuencia de vertidos de aguas fecales».

Hay que remontarse al pasado invierno cuando, en el informe de Servicio del Ciclo Integral del Agua se presentaba la programación anual de la contrata de saneamiento, que presta la firma Saneamiento de València UTE.

Observaciones muy duras

Los técnicos municipales dan el visto bueno, pero hacen constar varias notas al margen muy duras: «La consignación presupuestaria es insuficiente para el mantenimiento del servicio, la no dotación adicional puede poner en riesgo la seguridad y salud de las personas, se incumple el pliego de condiciones administrativas del contrato en cuanto a la revisión de precios, falta la dotación para la culminación de los trabajos de de obstrucción del Colector Norte, declarados de emergencia (el célebre tapón de toallitas desechables), la ausencia de crédito en la partida de inversión impide la renovación del alcantarillado, por lo que su deterioro se incrementa exponencialmente».

Y por último, «es necesario acometer la desconexión de colectores a las acequias, ya que el vertido de aguas residuales a canales de riego puede suponer imputaciones penales para el consistorio».

En definitiva, un informe que pone en evidencia la necesidad, casi endémica, de un tratamiento de choque para todo lo que es la infraestructura de evacuación de las aguas residuales de la ciudad.

El ayuntamiento aprobó una dotación de 8,6 millones como contrato anual, cifra que se considera insuficiente pero en la junta de gobierno, además de aprobarse la programación anual, se reconoce y queda constancia por escrito «porque así debe quedar reflejado» la batería de objeciones de los técnicos municipales.

El misterio del vertido

¿Es esta la causa del vertido fecal a las playas del pasado día 14 de junio? Eso es lo que reclama María José Català a Joan Ribó. «Todavía no se conoce el origen de los vertidos. Por lo que pedimos a Ribó que aclare si los recortes que aplicó a las inversiones para mejorar el alcantarillado de València están vinculados con posibles filtraciones desde los colectores a las acequias de riego que llegan al mar».

El principal partido de la oposición se queda con la copla de que los 8,6 millones aprobados eran considerados claramente insuficientes por el Servicio del Ciclo Integral del Agua y por su relación causa-efecto, reflejada no en una opinión política, sino en un informe técnico: «el deterioro se está incrementando exponencialmente» y «podía derivar en riesgo para la seguridad y salud de las personas y en responsabilidades penales». Así como el hecho de que la modificación presupuestaria de 1,8 millones llegara «el 28 de junio, después de que ya se hubieran producido dos cierres de playas como consecuencia de vertidos de aguas fecales».