Las obras de rehabilitación para subsanar las deficiencias surgidas por diferentes causas estaban presupuestadas en casi cinco millones y contemplaban «devolver la estanqueidad o la funcionalidad a los elementos constructivos afectados, especialmente en la envolvente y en los elementos mecánicos instalados para el movimiento de la cubierta móvil. Incluyendo la reposición de revestimientos (paneles metálicos con aislamiento por el interior, imprimaciones anticorrosivas, acabados pintados y cerámicos)». No solo eso, «también la protección y recuperación de elementos sobre los que no se interviene como el ascensor, pavimentos y pórticos», incluida la rampa de conexión con el Oceanogràfic y la señalética en todo el inmueble. Algo que ya se recogía en un proyecto de 2009 y en otro de 2016, y que nunca llegó a ejecutarse.
En cualquier caso, según se remarca en el expediente, la licencia «se ha de entender concedida tan solo en cuanto a las obras y desde la perspectiva urbanística, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo del Consell de diciembre de 2006 que declaraba de Interés General la Ciudad de las Artes y las Ciencias». «No prejuzga autorización alguna respecto al ejercidio de cualquier actividad ni al funcionamiento de instalaciones ni de elementos auxiliares diferentes, ya que tales permisos, de llegar a ser necesarios, deberán solicitarse y obtenerse independientemente», se señala.
Plan de Incendios y Emergencia
Además, se advierte de que al finalizar las obras se deberá aportar la documentación donde se justifique el cumplimiento de la normativa vigente en Prevención de Incendios, el Plan de Emergencia, el de Autoprotección de los centros dedicados a actividades que puedan dar origen a situaciones de emergencia, el certificado de eficiencia energética, así como los certificados técnicos exigidos a instalaciones como electricidad, climatización o ascensores.
