La Federación de Asociaciones de Vecinos de València cree necesario reunirse con el ayuntamiento y la Generalitat Valenciana para reprogramar dotaciones y servicios en las zonas de la capital que se encuentran en expansión, sobre todo los barrios de Malilla y Quatre Carreres, pero también Benimaclet, Benicalap o Natzaret. El auge de la construcción en estas zonas hará que en los próximos años se desplacen allí miles de familias para las que no se han previsto recursos públicos, como colegios, transportes o servicios sanitarios. De ahí que la federación vecinal considere prioritario empezar a trabajar ya en la atención a estas personas, que de no producirse empeoraría notablemente las condiciones generales de los barrios afectados.
La presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de València, María José Broseta, asegura que este asunto lo han puesto sobre la mesa en muchas ocasiones y «no nos hacen caso», así que «en septiembre habrá que sentarse a hablar y replantear la ciudad que nos viene».
Según dice, «hay que preparar las dotaciones necesarias» para estos barrios, porque «hay zonas que no tienen ni servicio de transportes, lo cual es muy grave».
El despertar de los PAIs
Broseta explica que hay numerosos Programas de Actuación Integrada (PAIs) que han estado dormidos todos estos años y que ahora han despegado a la vez, lo que hace necesario reprogramar los servicios municipales y autonómicos en todos estos puntos de la ciudad.
«Nosotros lo tenemos claro y suponemos que el ayuntamiento, que es el primero que tiene que defender a los vecinos, también lo tendrá claro», dice Broseta, quien recuerda, así mismo, que en esta nueva valoración de servicios, principalmente en lo que afecta a las comunicaciones, hay que trabajar con sentido metropolitano, avanzando en la integración de la capital con los pueblos de la periferia. «Necesitamos que todo se tenga en cuenta», asegura Broseta.
Como ha venido informando este periódico, solo en el Bulevar Sur, especialmente en el entorno de la nueva Fe, se están levantando alrededor de 40 edificios nuevos, lo que atraerá a miles de familias a vivir allí. Esta área, sin embargo, es una de las que menos transportes públicos tiene. El servicio de la EMT palió las carencias generadas en este sentido por la apertura del hospital, pero Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) descartó la construcción de un ramal de metro que diera servicio a la zona.
Ahora, con el boom de la construcción, el problema ha vuelto a aflorar y los vecinos quieren soluciones a todos estos problemas públicos.
