Un cartel de «playa no vigilada, prohibido el baño» saluda a los bañistas que ponen un pie en la playa de Rafalell i Vistabella, una zona restringida debido a la desembocadura del Sequiol del Piripichou -nutrido de aguas subterráneas y de riegos- que se ha convertido en un espacio natural en el que crecen peces endémicos y tortugas autóctonas junto a especies de aves y un sistema dunar virgen que conecta directamente con el mar.

Precisamente, unos pollitos de chorlitejos patinegros (charadrius alexandrinus) -en peligro de extinción- se avistaron a principios de mes en este humedal de más 800 metros compartido entre Alboraia, la Pobla de Farnals y València. Todo ello conforma un milagro medioambiental que ayer abrazó un siroco galopante que levantaba la arena de la playa como si del preámbulo de una tormenta de arena se tratara. Este polvillo mediterráneo, electrizado por un musculoso viento del Norte, taladraba a los pocos bañistas que decidieron infringir la norma de «prohibido el baño» pero daba alas al «kitesurf» y a sus más de treinta amantes del deporte extremo.

Una cometa que se infla como un flotador, un arnés que sujeta el cuerpo con las líneas del volantín y una tabla para deslizarse por las olas fueron los materiales necesarios para practicar un deporte que nació como alternativa al «windsurf». El objetivo de los deportistas que invadieron ayer la playa de Rafalell i Vistabella fue llevar a cabo el «bodydrag», un movimiento que aprovecha la fuerza de «kite» para desplazarse por el agua con la tabla.

Miguel, de València pero afincado en París, ayer disfrutó de sus vacaciones en el humedal que confluye entre Alboraia y la Pobla de Farnals: «El canal del Perellonet de 250 metros es el único habilitado para navegar según la ley de costas y es muy poco espacio para mucha gente». Según el deportista valenciano, eligen este litoral «porque está prohibido el baño, no hay nadie a quien podamos molestar y nos sentimos libres para hacer nuestro deporte», apuntó. Sobre las condiciones meteorológicas de ayer, Miguel explicó que el «viento de dentro a fuera del mar es el mejor para que la vela nos sostenga y, si nos caemos, nos ayude a salir del mar. De otra forma, nos recogería hacia dentro y sería muy peligroso».

Asimismo, Juanjo, de El Puig, argumentó que «el 'kitesurf' es incompatible con los bañistas». En ese sentido, el vecino de l'Horta Nord argumentó que «practicar este deporte se ha convertido en clandestino porque tenemos que buscar estas zonas prohibidas porque no hay bañistas».

Por ello, la Guardia Civil está vigilante y «unas veces no nos dice nada pero otras veces viene y nos denuncia con sanciones de hasta 3.000 euros porque no practicamos el deporte en zonas habilitadas para ello y, además, nos requisan el material», destacó Juanjo.

Los escasos 800 metros de litoral en la marjal de Rafalell i Vistabella, ayer se convirtieron en un primer día de vacaciones para muchos bañistas, a pesar del temporal, y una jornada inolvidable para otros gracias a la emoción clandestina sobre la tabla cuando la fuerza del viento desbocado la impulsó.