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Inmigración activará un reajuste presupuestario para ampliar a 222 las plazas del CAI

La concejala Maite Ibáñez ve insuficientes la oferta actual de cara al invierno - El centro incorpora un sistema de cita previa para humanizar la atención

Inmigración activará un reajuste presupuestario para ampliar a 222 las plazas del CAI

Los movimientos migratorios son ajenos a las políticas xenófobas que fortalecen fronteras ante la llegada de las personas migrantes. El cierre de los puertos en Italia no ha podido frenar la llegada a Europa de quien huye de una realidad desoladora. España se convirtió, así, en epicentro de los flujos migratorios. También lo hizo València. El sistema de recepción, no obstante, se colapsó hasta el punto de que el Ayuntamiento de València tuvo que modificar sus competencias, añadiendo nuevas que, según la normativa, deberían ser cubiertas por la Generalitat, como la atención a las personas solicitantes de refugio.

Cada día son más las personas migrantes que, sin alternativa habitacional, llegan al Centro de Atención a la Inmigración (CAI) en busca de un albergue temporal de, máximo, siete meses. Pero son muchos los que acaban saliendo del centro con las mismas que entraron: sin un techo bajo el que dormir. Sean solicitantes de asilo o no.

La emergencia es notoria y la Concejalía de Cooperación e Inmigración que dirige Maite Ibáñez considera necesario añadir al menos 40 las plazas más en el CAI ante la llegada del invierno con un «reajuste presupuestario». «Aunque también tendremos que revisar en cuántas plazas puede ampliarse Cruz Roja o el CAST. Es muy importante para mí tener una previsión de acogida de cara al invierno», asegura Ibáñez.

Y es que, pese a que el porcentaje destinado a la acogida dentro de la partida de Inmigración en el presupuesto de 2019 es del 43 %, la destinada a Inmigración dentro de la concejalía completa (Cooperación y Migración) es únicamente del 18 %. Actualmente el CAI cuenta con 182 plazas, insuficientes para atender a todas las personas que llegan a sus puertas día sí, día también. «Lo que está claro es que no podemos llegar a invierno sin haber aumentado previamente el número de camas ahora insuficientes, si bien es cierto que la antigua responsable de Inmigración, Neus Fàbregas, amplió en mucho las plazas disponibles, («antes de ella teníamos alrededor de 80», lamenta la edila». Ibáñez incide en la importancia de recalcar el perfil de las personas solicitantes de asilo. «Normalmente son familias enteras», reconoce Ibáñez, quien asegura que en el espacio de Rocafort hay alrededor de 12 familias. «Y son abogados, médicos... Rompe mucho la estigmatización que tenemos de la inmigración», asegura.

El CAI humaniza su atención

La tensión a las puertas del CAI es constante: empujones por ser el primero o personas durmiendo en la calle para estar antes de las 8 de la mañana en la puerta y tener preferencia en lograr una plaza, dejando imágenes como las del pasado mes de enero en la que tres solicitantes de asilo llevaban más de una semana durmiendo en la calle. Es por ello que el CAI ha decidido «mejorar su servicio», incluyendo un sistema de cita previa con números de atención implementado hace apenas unas semanas, con el fin último de reducir estas situaciones de estrés y poder dar un trato «mucho más tranquilo», aunque es cierto que, indican desde el CAI, «el estrés no se elimina hasta que no logran una plaza» en la que cobijarse.

Otro de los objetivos es facilitar el trabajo a los técnicos sociales. En período vacacional, únicamente son tres los trabajadores sociales que atienden la solicitud de las personas migrantes (otros meses son siete), pudiendo llegar a ocuparse de entre cinco o seis casos diarios.

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