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Un relato cultural para vender València con coherencia

El lema destaca «el carácter vanguardista y singular en el contexto mediterráneo gracias a la creatividad y el espíritu abierto de sus habitantes»

Un relato cultural para vender València con coherencia

«Valentia» fundada por los romanos en el 138 a.c. y cuyos terrenos fueron concedidos en sus orígenes, precisamente, a aquellos soldados de las legiones romanas que habían destacado por su valentía, ha ido creciendo y desarrollándose desde aquellos remotos tiempos hasta convertirse en una de las pocas ciudades europeas que ha sido habitada de forma ininterrumpida desde hace más de dos milenios. «La millor terreta del món» como la describen sus autóctonos y que pronto se gana el corazón también de aquellos que llegan para visitarla o para residir en ella, es hoy una de las 600 urbes más pobladas del mundo y una de las 50 con más habitantes de Europa. A lo que hay que añadir todos aquellos que la visitan cada año (2.064.094 en 2018 según el Instituto Nacional de Estadística).

Tratar de aunar toda la riqueza cultural, patrimonial, histórica, natural y social de una ciudad como la capital del Túria no es tarea sencilla, ni tampoco lo es ofrecer, sobre todo hacia el exterior, una imagen homogénea de la misma. Pero, para tratar de llevarlo a cabo, se ha elaborado un relato cultural cuyo mensaje sus impulsores tratan de resumir en la siguiente frase: «València ha sido, desde sus orígenes, una ciudad vanguardista y singular en el contexto cultural mediterráneo, gracias a la creatividad y espíritu abierto de sus habitantes».

Este relato cultural, impulsado por la Dirección General de Cultura y Patrimonio (GVA) y la Fundación Turismo València y desarrollado por la Universitat Politècnica de València, pretende ser un reflejo de su identidad social e histórica para la puesta en valor turística de la ciudad. Y también se crea, en palabras de sus promotores, para que «pueda realizarse una promoción coherente desde todas las instituciones y empresas dedicadas al turismo». Este proyecto consta de varios puntos entre los que llaman la atención algunos como el de «fomentar en los visitantes actitudes y comportamientos de respeto por la población residente ya que en ello se fundamenta la sostenibilidad social del destino». Una idea que hace pensar en la resolución de conflictos ligados, sobre todo, a aspectos como los pisos turísticos, los excesos de ruidos o la suciedad acumulada. Lo cual tiene que ver con otro objetivo que es «desarrollar aprecio por los recursos culturales, elementos de gran valor histórico y social».

También se pretende «identificar los ambientes y recursos más adecuados desde el punto de vista estético y emocional para que el visitante sea más receptivo al aprendizaje y al disfrute». Y, en este sentido, se tratará de «provocar que los visitantes utilicen todos sentidos para facilitar una mejor percepción e inmersión en el entorno», para lo que se pedirá la colaboración con el sector de la restauración para incorporar experiencias gastronómicas, así como la inclusión de actividades musicales y artísticas en el diseño de los productos turísticos que se ofrezcan.

El proyecto destaca que la ciudad posee valores intrínsecos en el contexto meridional europeo como son «la vanguardia, singularidad, dinamismo y aperturismo social». Algo que se remonta a los diferentes periodos históricos y que «en la actualidad se muestra en el carácter hospitalario y el gusto por las relaciones sociales de sus gentes».

En general, se pretende «el fortalecimiento de la imagen de la ciudad proyectada bajo un relato único e identitario para facilitar la promoción del destino turístico», indica el informe elaborado por la UPV.

Para lograr estos objetivos han contribuido en éste relato cultural expertos en gestión turística del patrimonio natural y cultural, y en comunicación estratégica. Así como especialistas en arquitectura e historia. También se ha tenido en cuenta la opinión de los diversos agentes implicados en el turismo como los guías, los agentes de viajes... y se han llevado a cabo encuestas a residentes. Precisamente, de estas encuestas se derivan algunas de las conclusiones más interesantes de este proyecto como el hecho de que los valencianos «presentan estrechos vínculos emocionales con su urbe y un importante sentimiento de apego a su ciudad y su patrimonio con el cual se identifican». En este sentido, se destaca la gran cantidad de asociaciones de tipo cultural, histórico, artístico, científico y espiritual lo que confiere «una fuerte relación emocional con el lugar».

Una ciudad viva, no un museo

Todo ello lleva a la siguiente conclusión: «València es una ciudad viva, no una ciudad-museo» donde «el protagonismo lo tienen los ciudadanos». Una idea con la que se pretende alejar a la ciudad de otras grandes urbes como Venecia o Barcelona que, en gran medida por efecto del turismo masivo, se están convirtiendo en una especie de parque de atracciones urbano.

Los visitantes destacan como lo más icónico de Valencia la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Mientras que entre los aspectos que más valoran están los atributos físicos de la ciudad (clima, playas, espacios verdes, topografía plana, etc.), el estilo de vida mediterráneo (gastronomía, vida en la calle, relaciones sociales, etc.), el carácter abierto y la autenticidad de los ciudadanos, la seguridad ciudadana, los precios asequibles, la movilidad no motorizada, etc. y además tienen una 'excelente' valoración de los recursos patrimoniales de una ciudad como València.

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