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Prevención

València: una ciudad preparada para la lluvia

Un sistema de colectores y depósitos de tormentas evitan, de momento, las inundaciones

Depósito de tormentas de Eugenia Viñes. levante-emv

Cada año por estas fechas la gota fría pone a prueba la capacidad de la ciudad de València para evitar las inundaciones. Y cada año -al menos en los últimos así ha sido- la prueba se supera con éxito, con pequeñas e insignificantes incidencias que en poco se parecen a las grandes inundaciones que ha sufrido el «cap i casal» en las últimas décadas.

El primer y principal motivo de ese éxito, momentáneo, hay que buscarlo precisamente bastante tiempo atrás, cuando la gran riada de 1957 obligó a tomar la drástica medida de sacar el cauce del río Turia fuera de la Ciudad y conducirlo por el oeste hasta el mar. Aquella importante obra de ingeniería se llamó «Plan Sur» y a día de hoy es la pieza más importante de un sistema de saneamiento que con el tiempo ha ido dando otros pasos importantes hasta llegar a la actualidad.

Según explicó la jefa de sección del Ciclo Integral del Agua, Laura de la Fuente, València tiene una red de saneamiento pensada para 25 años vista, mientras que ciudades como Madrid o Barcelona tienen un horizonte de 10 años. Eso significa que València tiene mayor capacidad para recoger agua y con ello se consigue que no se produzcan inundaciones en la ciudad. Todo lo que hay son zonas de encharcamiento que afloran en determinados puntos del casco urbano cuando el nivel de lluvias supera la capacidad de desalojo de los imbornales, explicó.

Entrando al detalle, Laura de la Fuente aseguró que en la actualidad el 80% de la ciudad tiene instalaciones especiales para aguas pluviales, con sistemas de conducción y bombeo hasta el mar, el canal del viejo cauce o el nuevo.

Tres colectores

La base de ese sistema son los tres colectores de la ciudad, dos de ellos de gran envergadura. Uno de estos es el denominado Colector Norte, que recoge el 70% del suelo urbano, desde el Palacio de Congresos, pasando por el casco viejo, hasta llegar y superar la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Este colector tiene un sistema de evacuación que vierte el agua de lluvia en el tramo final del viejo cauce, a la altura de Natzaret.

Luego esta el llamado Colector Sur, otra gran infraestructura que parte desde la Feria de Muestras, pasa por Maestro Rodrigo, el Bioparc, el Puente Nou d'Octubre, Pérez Galdós, Malilla, La Fe y el azarbe de Pinedo, que es donde acaba lanzando sus aguas.

Este colector tiene la particularidad de que en su cabecera recoge aguas también de Burjassot y, en menor medida, de Paterna, y que en su parte intermedia recibe aguas de Mislata.

Finalmente, hay un tercer colector más pequeño que cubre la zona de Tres Cruces, Tres Forques, Hospital General, cementerio y Malilla, terminando también en el azarbe de Pinedo.

Todos ellos tienen sistemas de bombeo con generadores eléctricos externos que garantizan su funcionamiento si se corta la luz, un problema que antes era muy habitual cuando llovía pero que ahora ocurre menos. Pero estos colectores no son las únicas piezas del puzzle. Están también los depósitos de tormentas, especialmente el del paseo de Neptuno con Eugenia Viñes, que da tranquilidad a toda la zona del Marítimo (Cabanyal, Canyamelar y Grao), una de las más sensibles a las inundaciones.

Este depósito de tormentas tiene capacidad para almacenar 14.000 metros cúbicos de agua y forzar hasta los 20.000, cantidad a partir de la cual empieza a verter agua al mar junto al dique norte del puerto. También hay un depósito de tormentas, más pequeño, en La Torre, cuya misión es liberar de agua a esta pedanía. Su capacidad es de 8.000 metros cúbicos y vierte al cauce nuevo cuando se desbordan sus límites.

Evitar la contaminación

Puede decirse que estos depósitos son el complemento ideal para el sistema de colectores, no solo por la recogida de agua sino porque aguantan las primeras escorrentías, que son las más contaminantes, e impiden que lleguen al mar, dijo Laura de la Fuente. Además, son muy pocas las veces que estos depósitos se ven desbordados, aproximadamente 5 o 6 al año, cuando los problemas de lluvias son bastantes más habitualmente. El de Neptuno, que se inauguró en el año 2007, solo ha vertido al mar en seis ocasiones desde entonces.

Estos depósitos de tormentas se consideran, pues, una pieza importante del sistema y por ello el Plan General incluye la construcción de otros doce más repartidos por toda la ciudad.

Laura de la Fuente destacó por último la monitorización que hay sobre el sistema, centralizada en la Central Operativa de Saneamiento de la Avenida Mediterráneo, en el Cabanyal.

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