El Ayuntamiento de València solicitará al Gobierno central una revisión del catastro de la ciudad, que no se ha actualizado desde hace 22 años (1997). El objetivo es clarificar el documento base sobre el que se aplica el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), cuya recaudación supera los doscientos millones de euros al año y lo coloca como el segundo ingresos más importante de las arcas municipales por detrás de la Participación en los Ingresos del Estado (PIE). El concejal de Hacienda, Ramón Vilar, asegura, no obstante, que esta revisión no tiene que suponer necesariamente un aumento de ese impuesto, ya que el consistorio tiene capacidad para controlar los recibos.
La revisión catastral de València ha saltado al primer plano de la actualidad después de que el Govern del Rialto haya anunciado una subida generalizada de los impuestos, entre ellos el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), además del Impuesto de Actividades Económicas (IAE), el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO) y el Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica.
Bien por la burbuja inmobiliaria, que disparó los precios de mercado, bien por la crisis posterior, que los bajo de manera considerable, el caso es que ni el anterior gobierno del PP, capitaneado por Rita Barberá, ni el actual gobierno de izquierdas, capitaneado por Joan Ribó, han actualizado el catastro de la ciudad, cuya última revisión data del año 1997.
Tampoco lo habían hecho muchas otras ciudades del país a pesar de tener verdaderos problemas en el pago a sus proveedores.
Así pues, el Gobierno central, que en aquel momento mandaba el PP, decidió imponer a todos los ayuntamientos que llevaran más de diez años sin revisar el catastro (ese es el tiempo máximo permitido) una subida del IBI equivalente a un 3%.
Esa subida, sin embargo, tampoco se aplicó en València. No lo hizo el PP ni lo ha hecho el actual gobierno, que para compensar ese incremento obligatorio decretado por el Gobierno bajaban el tipo que aplica el ayuntamiento y dejaban congelado el impuesto.
Y así llevaba una década, lo mismo que el resto de los impuestos municipales. Pero todo parece indicar que esa etapa ha terminado. El equipo de gobierno municipal ha anunciado para 2020 una subida generalizada de impuestos. En concreto, el IBI subirá un 3%, ya que las ordenanzas municipales no compensarán con una bajada del coeficiente municipal la subida que cada año impone el gobierno. El motivo son las dos décadas de inmovilismo en este sentido y el importante aumento del gasto público que se ha producido en la última legislatura, además de ser, asegura Vilar, una de las grandes capitales con menor carga impositiva.
Además, el concejal de Hacienda asegura que en los próximos años, siempre dentro de este mandato, pedirá al Gobierno central una actualización del catastro, lo que, en principio, podría suponer también un incremento de la carga impositiva.
Su idea no es, según dice, subir los impuestos en la misma medida que suba el catastro, pues el ayuntamiento puede controlar ese asunto con el tipo que aplica en cada caso, pero cree imprescindible actualizar un documento base para el funcionamiento de la administración y de los impuestos municipales.
