La empresa encargada de la ampliación de la V-21 tampoco pudo derribar ayer el Forn de Barraca por la presión de un centenar de manifestantes que acampan o se concentran allí. La Guardia Civil protegió a los obreros en medio de un ambiente de alta tensión para que iniciaran los trabajos dentro del inmueble, al que le hicieron un agujero también justo en el mural alusivo a la defensa de la huerta. Pero luego no podía salir el camión y terminaron por abandonar los trabajos.

El alcalde de València, Joan Ribó, lamentó ayer este derribo y pidió a Fomento que reconsidere la ampliación de la V-21.