El Ayuntamiento de València aprobó ayer en Junta de Gobierno la primera ordenanza municipal para el control del mosquito tigre, cuya finalidad es concienciar y obligar a la ciudadanía a evitar la proliferación del insecto. Esta ordenanza consta de trece artículos en los que se pretende prevenir a la población para que regulen los espacios con aguas estancadas en los que pueden proliferar las larvas de la especie «aedes albopictus». Es el caso, por ejemplo, de los cementerios. La recién aprobada ordenanza, por tanto, recomienda la utilización de flores artificiales para los difuntos con el objetivo de evitar que el agua de las jardineras de los cementerios termine por estancarse, aunque también se permitirán las flores naturales, siempre y cuando se utilicen esponjas húmedas.

También aquellos que dispongan de piscinas al aire libre, tanto de forma individual como comunitaria, se verán obligados a acatar las recomendaciones de la nueva ordenanza. El objetivo es que estas se mantengan tapadas o en condiciones higiénicas mediante ciertos tratamientos para evitar que no quede agua libre donde los mosquitos puedan depositar sus huevos, debiendo vigilar también que en los pliegues de las lonas que cubren las piscinas no quede agua acumulada. Al igual que ocurre también en los platos de las macetas, que habrá que mantener secos, o en los puertos habilitados para hibernar barcos. Los dueños deberán llevarlos bajo techo o habilitarles una cubierta protectora impermeable para evitar la acumulación de agua en la embarcación.

También serán vigilados por los técnicos especializados de la contrata municipal para el control del mosquito, Lokimica, y por el propio ayuntamiento, los abrevaderos de las granjas de animales. Según el reglamento, los ganaderos deberán habilitar un mecanismo de evacuación de agua parecido al utilizado en las cisternas sanitarias para eliminar de manera periódica el agua. En caso de incumplimiento de la normativa, las multas oscilarán entre los 25 y los 3.000 euros en función de los criterios de riesgo para la salud, el grado de intencionalidad, la alarma social producida, la generalización de infracción y la reincidencia. En este sentido, las multas leves (por tener agua estancada con larvas o pupas de mosquito por incumplimiento de las recomendaciones) oscilarán entre los 25 y los 750 euros; mientras que en el caso de las graves (al desobedecer a los avisos técnicos municipales o dificultar la inspección de los asistentes del consistorio), las sanciones fluctuarán entre los 750 y los 1.500 euros. Por último, las calificadas como muy graves, penadas con multas de entre 1.500 y 3.000 euros, englobarán a aquellos que directamenate incumplan los requisitos del ayuntamiento y la reiteración en las infracciones graves.