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Un surrealista rifirrafe en el pleno saca a relucir las luchas internas de Vox

Montáñez, número dos de la formación de extrema derecha, desacredita por videollamada a su compañero y portavoz de formación, José Gosálbez

Momento en el que Montáñez pide la palabra por videollamada. levante-emv

Las diferencias entre los integrantes del grupo municipal de Vox en el Ayuntamiento de València ya habían sido evidenciadas en otras ocasiones, también en el hecho de haberse negado a compartir despacho desde el inicio de la nueva legislatura, lo que marcó (entre otras cosas) el debate del primer pleno del Govern del Rialto. Ayer esa tensión se acrecentó.

Por razones médicas, el número dos del partido de ultraderecha, Vicente Montáñez, siguió las ocho horas que duró el pleno extraordinario desde su casa a través de una videollamada en directo. Los problemas técnicos entorpecieron en ciertos momentos sus intervenciones, por lo que Montáñez esperaba que en la moción suscrita por él sobre «mejoras y adecuación de vías ciclistas en el entorno urbano de València, implantación de seguridad y estudios técnicos y viabilidad de los itinerarios» fuese defendida por su compañero y portavoz de formación, José Gosálbez.

Nada más lejos de la realidad. Gosálbez, de hecho, suprimió directamente la moción suscrita por su compañero de partido. Debido a los problemas de sonido y conexión que siguieron a Montáñez desde el inicio del pleno, el número dos del grupo extendió un cartel frente a la pantalla con un escrito de su puño y letra: «Pido la palabra».

El alcalde de València, Joan Ribó, cedió entonces el turno a Montáñez, y él mismo increpó a su compañero de formación por no haber defendido su moción en el hemiciclo. Más adelante, tras otro cartel rotulado con la misma petición («pido la palabra»), Montáñez incidió en el incidente que había suprimido su intervención minutos antes.

En esta segunda intervención, el número dos de Vox denunció frente a los concejales en el hemiciclo cómo «el pleno estaba vulnerando» sus «derechos fundamentales», dado que si él no podía «defender» su moción por cuestiones técnicas y al encontrarse indispuesto en su casa, debe ser el compañero de formación el que se encargue de hacerlo y, en caso de negarse, debían haberle acreditado para hacerlo él mismo, desacreditando al portavoz de Vox.

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