El colectivo Vecinos en peligro de Extinción denunció ayer el desalojo inminente de siete vecinos del Carmen, entre ellos, Teresa Ramón, una vecina de 84 años. Viven en el número 2 de la calle Caixers, donde hay siete viviendas y dos bajos comerciales. El edificio está ubicado escasos metros de la turística Lonja y del Mercat Central y ha sido adquirido por el grupo inversor Good Capital Investment,que ya ha empezado a remitir cartas a los vecinos advirtiendo de que no se renovarán los contratos de alquiler. Los arrendatarios de los comercios ya han sido expulsados, informó ayer el colectivo, que reclama la intervención del ayuntamiento y que compre el edificio.

Los vecinos afectados denunciaron en rueda de prensa el acoso al que les están sometiendo los nuevos propietarios, que han cambiado cerraduras e impiden el paso a elementos comunes como las terrazas a los vecinos de toda la vida.

Teresa Ramón explicó que lleva viviendo en su casa 60 años y es la única que tiene un contrato de renta antigua (paga poco más de cien euros de alquiler). Ha sido durante muchos la portera del edificio. Los vecinos la conocen, sus hijos y amistades viven en el barrio del Carmen, donde ella se crió, y ahora teme al desarraigo que supondría tener que trasladarse. «Con una pensión de 700 euros no podría pagar un alquiler en el Carmen». «Llevo toda la vida viviendo aquí, es mi barrio, mi finca, mi piso, mis recuerdos, mis vecinos y ahora mi familia», afirma Teresa Ramón.

La irrupción de los apartamentos turísticos ha encarecido los precios de los arrendamientos hasta el punto de estar expulsando a los vecinos de toda la vida de los barrios de Ciutat Vella, afirman fuentes del colectivo Vecinos en Peligro de Extinción, vinculado a Entrebarris y a la plataforma Amics del Carme, que desde hace tiempo viene advirtiendo de los problemas y la turistificación que sufre el centro histórico.

Pese al veto del ayuntamiento de València a los nuevos apartamentos turísticos en Ciutat Vella (excepto Sant Francesc), los vecinos advierten de la existencia de apartamentos irregulares y temen que el caso del edificio de la calle Caixers, acabe igual.